Final de 1898. Los últimos de Filipinas
(2016)Final de 1898. Los últimos de Filipinas (2016)
"Hay hombres que quieren medallas y hombres que quieren volver."
Título original: 1898. Los últimos de Filipinas
Sinopsis
A finales del siglo XIX, en la colonia española de Filipinas, un destacamento español fue sitiado en el pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, por insurrectos filipinos revolucionarios, durante 337 días. En diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países y España cedía la soberanía sobre Filipinas a Estados Unidos. Debido a esto, los sitiados en Baler son conocidos como "los últimos de Filipinas".
Salvador Calvo
Director
Alejandro Hernández
Escritor
Enrique Cerezo
Productor
Reparto principal
Luis Tosar
Javier Gutiérrez
Álvaro Cervantes
Karra Elejalde
Carlos Hipólito
Ricardo Gómez
Como acaba 1898. Los últimos de Filipinas
Durante la Revolución Filipina, en octubre de 1897, los rebeldes tagalos aliados con los Katipunan atacan una guarnición española en Baler, Aurora, matando a 37 de los 50 soldados allí destinados. Tres meses después, el 2º Batallón Expedicionario dirigido por el capitán Enrique de las Morenas y Fossí y el teniente Martín Cerezo es enviado desde Manila para retomar el pueblo. A pesar de que el Hermano Carmelo, de la iglesia de San Luís Obispo de Tolosa de Baler, le informa de que los rebeldes se han marchado, Cerezo no se arriesga y ordena a sus hombres que procedan con cautela. A su llegada, se encuentran con el sargento Jimeno Costa, superviviente de la masacre, y con Teresa, una aldeana que afirma no tener ningún reparo con el Imperio español. Como el batallón está formado por nuevos reclutas, de las Morenas les advierte que la humedad, las enfermedades, los tifones y la fauna son los mejores aliados de los rebeldes. Entre los cadetes está Carlos, un artista de Fuenlabrada de los Montes que espera estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando después de la guerra. Se confía al hermano Carmelo, que comparte con él el opio para aliviar su dolor.
Algún tiempo después, un mensajero herido entrega la noticia de que los Estados Unidos han declarado la guerra a España y posteriormente han destruido la flota española en Cavite. Como Manila está sitiada, se han cortado los suministros al batallón. Morenas ordena a sus hombres que fortifiquen la iglesia contra un posible ataque. El 30 de junio de 1898, los rebeldes tagalos atacan al batallón, obligándoles a retirarse a la iglesia. A la mañana siguiente, Calixto Villacorta, en nombre del comandante Teodoro Novicio Luna de las fuerzas filipinas, ofrece una tregua de un día para que cada bando entierre a los suyos. Mientras ambos bandos recogen a sus muertos, el cadete español Juan se pasa a los rebeldes.
El 10 de octubre, varios cadetes caen víctimas del beriberi debido a la contaminación de las raciones de comida procedentes de Manila. Mientras Juan intenta convencer al batallón de que están luchando por una causa perdida, Morenas sucumbe al beriberi esa noche, dejando a Cerezo a cargo de los hombres. Teresa y las mujeres del pueblo llevan naranjas y los últimos periódicos a la iglesia como ofrenda de paz, lo que provoca una discusión entre Cerezo y Costa sobre el destino del batallón. El 31 de diciembre, el hermano Carmelo muere de beriberi. Días después, al oír cantar a Teresa en el pueblo, Cerezo le dispara, lo que provoca que las fuerzas tagalas bombardeen la iglesia con artillería en represalia. Cerezo lleva a Costa y a algunos cadetes a sabotear el cañón de los rebeldes, pero un errático Carlos va más allá robando la comida del pueblo e incendiando las casas de los alrededores antes de retirarse de nuevo a la iglesia. Al día siguiente, Carlos es encerrado en el sótano después de que se encuentre la pipa de opio del hermano Carmelo, que sufre síntomas de abstinencia.
El 18 de mayo de 1899, después de que Carlos salga de su rehabilitación, el teniente coronel Cristóbal Aguilar y Castañeda, en nombre del gobernador general Diego de los Ríos, llega a la iglesia para entregar periódicos y órdenes para que el batallón deponga las armas. Sin embargo, Cerezo sigue sin convencerse de que España haya perdido sus colonias en favor de los Estados Unidos y cree que los documentos que ha recibido son falsos. Carlos se ofrece a viajar de nuevo a Manila para verificar las noticias que estaban recibiendo, pero es capturado por las fuerzas tagalas y llevado ante Luna, quien le cuenta que España había vendido las Filipinas a los americanos por 20 millones de dólares, lo que dio lugar a la guerra filipino-estadounidense. Vuelve a la iglesia para contarle a Cerezo lo que ha aprendido, pero éste sigue negándose a retirarse. Esa noche, Carlos, José y Carvajal intentan huir de la iglesia, pero son atrapados por Costa, que corta el brazo derecho de Carlos mientras Cerezo manda ejecutar a los otros dos cadetes. Mientras sus hombres yacen heridos por otro tiroteo, Cerezo se da cuenta de la verdad cuando lee un artículo de traslado de personal en un periódico que indica que su amigo Francisco Díaz fue destinado a Málaga.
El 2 de junio, Cerezo hace que Carlos ondee la bandera blanca en la torre de la iglesia, marcando el fin del asedio. A continuación, entrega su rendición formal a Luna, que acuerda no hacer prisionero al batallón y dejar su destino en manos de las fuerzas americanas. Les hace una guardia de honor y se separan con las palabras "han pasado cuatro siglos, teniente". Carlos recibe una carta de conducta ejemplar de Cerezo, pero amenaza con contar a las autoridades españolas lo que su superior hizo a su batallón. Desilusionado por el calvario al que se enfrenta, tira su libro de arte antes de que él y los miembros supervivientes del batallón abandonen la iglesia.
El asedio duró 337 días, con 17 bajas españolas y más de 700 muertos filipinos. También marcó el fin del Imperio español. De los supervivientes del 2º Batallón Expedicionario, Cerezo recibió la Cruz Laureada y en los hechos históricos los alistados recibieron la Cruz del Mérito Militar y una pensión vitalicia.