Warren Schmidt se jubila de su puesto de actuario en Woodmen of the World, una compañía de seguros de vida de Omaha, Nebraska. Tras una cena de jubilación, a Schmidt le cuesta adaptarse a su nueva vida, sintiéndose inútil. Ve un anuncio de televisión sobre un programa de acogida de niños africanos, Plan USA, y decide apadrinar a un niño. Pronto recibe un paquete de información con una foto de su hijo de acogida, un pequeño niño tanzano llamado Ndugu Umbo, al que le cuenta su vida en una serie de cartas sinceras y divagantes.

Schmidt visita a su joven sucesor en la compañía de seguros de vida para ofrecerle su ayuda, pero la oferta es cortésmente rechazada. Al salir del edificio, Schmidt ve cómo el contenido y los archivos de su oficina, la suma de toda su carrera, son puestos a disposición de los recolectores de basura.

Describe a Ndugu su largo distanciamiento de Helen, su esposa, que muere repentinamente de un coágulo de sangre en el cerebro justo después de la compra de una autocaravana Winnebago Adventurer. Jeannie, su única hija, y su prometido, Randall Hertzel, llegan desde Denver. Le consuelan en el funeral, pero Jeannie le reprocha más tarde que haya dado por sentada a su mujer, por ejemplo, negándose a pagar la totalidad de la Winnebago (quería la Minnie Winnie, más barata) y enterrándola en un ataúd barato. Le pide que se mude para cuidar de él, pero ella se niega. Mientras tanto, Randall intenta atraerlo a un esquema piramidal.

Schmidt cree que su hija podría hacerlo mejor que Randall, un vendedor de camas de agua. Tras la marcha de la pareja, Schmidt se siente invadido por la soledad. Deja de ducharse, duerme frente al televisor y sale de compras con un abrigo sobre el pijama para abastecerse de alimentos congelados. En el armario de su mujer descubre unas cartas de amor escondidas que revelan su antigua aventura con Ray, un amigo común. Enfurecido, Schmidt recoge todas sus posesiones y las dona a la caridad. A continuación, se enfrenta con rabia a Ray por su traición.

Decide hacer un viaje solo en su nueva Winnebago para visitar a su hija y convencerla de que no se case con Randall. Le dice a Jeannie que se irá antes de la boda, pero ella le deja claro que no quiere que esté allí hasta justo antes de la ceremonia. Schmidt decide visitar lugares de su pasado, incluyendo su campus universitario y su fraternidad en la Universidad de Kansas y su ciudad natal en Nebraska. La casa de su infancia ha sido sustituida por una tienda de neumáticos. Mientras está en un camping de caravanas, es invitado a cenar por una pareja amable y simpática. Cuando el hombre se va a comprar cerveza, Schmidt se le insinúa a la mujer y huye despavorido cuando ella rechaza su propuesta.

Sentado en el techo de su autocaravana en una noche estrellada, Schmidt perdona a su difunta esposa por su aventura y le pide perdón por sus propios fallos como marido. En ese momento, se sorprende al ver un brillante meteoro que atraviesa el cielo como posible señal de Helen de que le perdona.

Sintiéndose lleno de propósito y renovación energética, Schmidt llega a Denver, donde se aloja en casa de Roberta, la madre de Randall. Está horrorizado por la familia de Randall, excéntrica, socialmente extraña y de clase media baja (en comparación con los antecedentes de Schmidt como ejecutivo corporativo de clase media alta) e intenta sin éxito disuadir a Jeannie del matrimonio. Schmidt se echa atrás después de dormir en la cama de agua de Randall, enfureciendo a Jeannie. Roberta le asegura a Schmidt que un baño en su jacuzzi le aliviará la espalda, pero él huye después de que una Roberta desnuda se le insinúe en la bañera. Al día siguiente, Schmidt, agotado por una noche agitada, asiste a la boda y pronuncia un discurso amable en la recepción, ocultando su desaprobación.

De camino a casa desde Denver, Schmidt redacta una carta para Ndugu. Schmidt se cuestiona lo que ha conseguido en la vida, lamentando que pronto estará muerto, que su vida no ha supuesto ninguna diferencia para nadie, y que finalmente será como si nunca hubiera existido.

Una pila de correo le espera en casa. Schmidt abre una carta de Tanzania. Es de una monja, que escribe que Ndugu tiene seis años y es incapaz de leer y responder a las cartas de Schmidt por sí mismo, pero que las aprecia mucho, así como la ayuda económica de Schmidt. El dibujo adjunto de Ndugu, que representa a Ndugu y a Schmidt cogidos de la mano en un día soleado, hace llorar a Schmidt.