Final de Ahí va el diablo explicado
Dos chicas jóvenes tienen sexo entre ellas. Una de las chicas responde a un llamado a la puerta y su novia posteriormente la encuentra siendo asaltada por un hombre con un machete. El hombre le corta los dedos a la primera chica antes de que la segunda le dé una paliza y él huye. Cubierto de sangre y gritando, el hombre se quita la ropa y se derrumba en una ladera que tiene fama de estar en tierra maldita.
Félix y Sol pasan una tarde con sus hijos Adolfo y Sara. Cuando Sara inesperadamente experimenta su primer período, Sol lleva a su hija a una gasolinera cercana para limpiar. Sol nota que un hombre extraño mira las bragas sucias de Sara que están en el lavabo del baño.
Después de que Sara se recupere, ella y su hermano piden investigar la colina cercana. Félix y Sol tienen un encuentro íntimo mientras esperan en el coche, pero sus hijos nunca regresan. El encargado de la gasolinera menciona la siniestra reputación de la colina mientras los padres esperan a la policía. Con la policía incapaz de llevar a cabo una búsqueda hasta el amanecer, Félix y Sol se quedan en una habitación de hotel cercana y discuten entre ellos. Esa noche, hay un pequeño terremoto.
Mientras Félix y Sol se preparan para dejar el hotel por la mañana, la policía llega con Adolfo y Sara, aparentemente ilesos. La familia se reúne, pero los padres empiezan a notar que sus hijos se comportan de forma extraña y actúan cada vez más retraídos a medida que pasan los días. Los niños no dicen mucho sobre lo que pasó en la cueva de la colina, y sus padres no los presionan para obtener respuestas.
Sol es incapaz de encontrar la ropa interior sucia de Sara y siente curiosidad por lo que le pasó. Un médico le dice a Sol que el himen de su hija ha desaparecido. También hay un indicio de incesto entre Adolfo y Sara.
Un psicólogo muestra a los padres dibujos que los niños hicieron de su tiempo en la desaparición y Félix ve en ellos una furgoneta que vio cuando buscó en la colina la noche en que desaparecieron. Félix vuelve a la gasolinera y se entera de que el hombre que conducía la camioneta roja es un obrero llamado Lucio que vive cerca. La familia acecha a Lucio juntos y Sara entra en pánico cuando lo ve enfrente del coche familiar.
Félix y Sol tienen una niña llamada Marcia que cuida a sus hijos. Mientras tanto, irrumpen en la casa de Lucio y lo confrontan con sus sospechas de abusar de sus hijos. Cuando Sol encuentra las bragas de Sara en su posesión, Félix le corta la garganta a Lucio y lo mata. Los padres vuelven a casa para encontrar a los niños dormidos, pero Marcia está extrañamente desaparecida.
A pesar de que Adolfo y Sara han ido a la escuela todos los días, el director llama a Sol y le dice que sus hijos no han ido a ninguna clase desde el incidente. Por la noche, las luces parpadean, se oyen ruidos extraños y se ve a los niños levitar desde sus camas. Sol y Félix no saben cómo explicar los extraños sucesos.
El sargento Flores de la policía visita la casa y les cuenta a Félix y a Sol el asesinato de Lucio. Flores parece sospechar que los padres están involucrados, pero no dice nada directamente. Sol sigue a sus hijos un día y se entera de que han vuelto a la cueva en vez de a la escuela.
Las luces, los ruidos y la levitación vuelven a ocurrir en la casa. Sol se entera de que su marido compró un arma para su protección. Sol sigue a Marcia y se entera de la inexplicable experiencia que tuvo con los niños en la noche en que los cuidó.
Sol regresa a la cueva en la ladera y descubre los cuerpos de sus hijos dentro. Cuando sale, el encargado de la gasolinera reitera el misterio que rodea el lugar. Le dice a Sol que su hija fue la última víctima del asesino en serie Ismael Arau, que huyó a la colina y desapareció. Cuando su hija miró a su atacante, todo lo que vio fue la cara de un demonio. El encargado le dice a Sol que la colina es un lugar donde el mal busca almas para poseer, y que está de alguna manera conectado a los terremotos.
El Sargento Flores visita Sol de nuevo. Intima que sabe que ella y Félix son responsables del asesinato de Lucio, pero no piensa seguir con el caso, ya que Lucio era muy odiado.
Sol le dice a sus hijos que tienen que quedarse en casa y no ir a la escuela por un brote de varicela. Envenena a Félix y Sara antes de que una presencia invisible la ataque en su casa. Sol insiste entonces en llevar a su marido a la cueva para mostrarle la verdad. Cuando Félix ve los cuerpos de sus hijos, dispara a su esposa y luego a sí mismo. Entonces se ve a Félix y a Sol salir en silencio de la cueva antes de volver a su coche y marcharse.
