Final de Always (Para siempre)

(1989)
Final de Always (Para siempre)

Título original: Always

22/12/1989 (ES)Fantasía, Romance124 min
Para todos los públicos
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Sinopsis

Pete Sandich, un temerario piloto que se dedica a la extinción de incendios, muere en acto de servicio tras salvarle la vida a un amigo. En el cielo, se encuentra con un ángel femenino que lo conmina a regresar a la Tierra para proteger la vida y convertir en un experto piloto al novato Ted Baker. El único problema es que Ted está enamorado de la antigua novia de Pete.

Steven Spielberg

Director

John Williams

Compositor

Mikael Salomon

Fotógrafo

Steven Spielberg

Productor

Reparto principal

Richard Dreyfuss

Richard Dreyfuss

Holly Hunter

Holly Hunter

Brad Johnson

Brad Johnson

John Goodman

John Goodman

Audrey Hepburn

Audrey Hepburn

Roberts Blossom

Roberts Blossom

Como acaba Always (Para siempre)

Tras un par de ocasiones en las que Pete (Richard Dreyfuss) interfiere en el floreciente romance de Dorinda (Holly Hunter) y Ted (Brad Johnson) a través de sus pensamientos, es devuelto al bosque quemado al que llegó justo después de morir y se encuentra de nuevo con Hap (Audrey Hepburn). Hap le recuerda que su vida ha terminado, y que todo lo que haga por sí mismo -como su intromisión- es un desperdicio de espíritu. Pete le responde que recuerda que le dijo eso, pero luego dice que siente que no le dio toda la historia detrás de su misión. Le pregunta qué quiere de él, porque le duele mucho por dentro y nunca le dijo que se sentiría así, ni que vería a Dorinda. Hap le informa a Pete de que no sólo le enviaron de vuelta para inspirar a Ted, sino también para arreglar sus asuntos con Dorinda y despedirse de ella, y hasta que no lo haga, ella no será libre... y él tampoco.

Una noche, un grupo de saltadores de humo se ve desbordado por un incendio forestal en el lado sur de la Montaña de la Cúpula, y su ruta de escape planeada queda cortada. El jefe de la brigada llama por radio a Al (John Goodman) para informarle del peligro que corren él y sus hombres, y añade que la única ruta de escape que tienen ahora es por un barranco al suroeste, donde intentan llegar al río Kootenai. Al le dice a Pete que se comunique por radio con la helibase y que los helicópteros estén preparados, pero Pete influye en Ted para que salga en una avioneta, vuele hacia el barranco y vierta estiércol a medida que avanza, para que los paracaidistas puedan tener un camino libre hacia el río, ya que están más cerca y tienen aviones que pueden llegar al lugar mucho más rápido. Cuando Al se entera de lo que planea hacer Ted, se opone porque lo considera tan arriesgado que ni siquiera Pete habría sido capaz de llevarlo a cabo, y no tarda en telefonear a Dorinda para informarle del inminente vuelo de Ted y de que debe bajar al aeródromo. Ella se apresura a ir, y después de mirar por la ventana en la caseta de operaciones y ver a Ted repasar su plan con Al y algunos otros, decide que no puede perderlo como perdió a Pete, así que le roba el avión para poder hacer el trabajo ella misma.

Habiendo intuido sus intenciones antes de subir al avión, Pete se une a ella en él, y a través de sus pensamientos, le ordena que dé la vuelta porque esta es la misión de Ted y ella no es lo suficientemente buena para hacer el trabajo. Al le grita por la radio que vuelva, pero ella se quita los auriculares. Después de aceptar que ella está haciendo esto sin importar lo que sientan los demás, Pete le ordena que haga un camino para que los saltadores de humo lleguen al río. Sin embargo, cuando hace su primer vertido de lodo, éste no apaga las llamas porque está demasiado alto. Pete le dice que dé la vuelta y lo intente de nuevo a menor altura, y a pesar del peligro que supone ir directamente hacia el fuego, completa el vertido con éxito, pero el avión sufre daños mientras avanza.

Después de salir de las llamas, Dorinda llama por radio a la base para informar de que se encuentra bien y de que los paracaidistas están libres y despejados, y luego apaga la radio. Mientras vuela, Pete le dice que tendrá una vida maravillosa y que tendrá todas las grandes cosas que la acompañan, y finalmente le dice que la ama y que debería habérselo dicho, simple y llanamente, hace mucho tiempo. Dice que ahora sabe que el amor que retenemos es el único dolor que nos sigue al más allá, y que el recuerdo de ese amor no debe hacerte infeliz el resto de tu vida. Aunque Dorinda escucha estas palabras como sus propios pensamientos, llora. A continuación, le pregunta si puede oírle y le pide que se aparte el pelo de la cara, si puede, para poder ver sus ojos y despedirse. Ella se aparta el pelo, pero entonces se da cuenta de que la presión del aceite del avión está bajando, gracias a los daños. Pete le indica que intente hacer un aterrizaje de emergencia en un lago cercano, y aunque consigue aterrizar en él, el avión se hunde inmediatamente hasta el fondo. No consigue abrir la puerta y se sumerge, pero entonces Pete aparece ante sus ojos (probablemente porque está en una situación cercana a la muerte) y le tiende la mano. Ella la coge y él la sube a la superficie, donde desaparece de su vista.

Dorinda camina hasta el aeródromo y un equipo de rescate se dirige hacia ella por la pista de aterrizaje. Pete le susurra alentadoramente que vaya con ellos y así hacia el resto de su vida, y dice que está liberando su corazón para que Ted pueda reemplazarlo. Después de que Ted y Al se detienen primero, Dorinda se acerca a Ted y lo abraza cariñosamente, y Pete los observa mientras se van con Al y el equipo de rescate y comenta con orgullo: "Esa es mi chica....y ese es mi chico". A continuación, se da la vuelta y camina por la pista en dirección contraria, sin duda dirigiéndose al cielo.