Después del incidente en el que Gertrude (Catherine Keener) marca a Sylvia (Ellen Page) con "SOY UNA PRÓSTITA Y ORGULLOSA DE ELLO" con una aguja al rojo vivo, Paula (Ari Graynor), avergonzada de todo lo ocurrido, va y ayuda a una debilitada y enferma Sylvia a escapar de la casa.

Llega a la casa de Ricky (Evan Peters), quien se disculpa por participar en haberla marcado a fuego y la ayuda a marcharse en su coche e ir a buscar a sus padres. Gertrude lo descubre e intenta detenerla dos veces, pero se las arregla para huir.

Sylvia llega a la feria donde trabajan sus padres (Nick Searcy y Romy Rosemont) y les cuenta y muestra todo, para su sorpresa y consternación. Todos vuelven a la casa de Gertrude con la intención de enfrentarse a ella, pero Sylvia les disuade de lo contrario, "porque tiene que hacerlo ella misma".

Entra en la casa y ve su propio cuerpo sin vida en el suelo, mientras que todo el mundo está frenético porque no respira y Gertrude insiste en que está fingiendo. Toda la secuencia de la fuga de Sylvia y la llegada a sus padres fue lo último con lo que soñó antes de sucumbir a la tortura y el abuso.

Finalmente, Ricky se levanta y llama a la policía. Cuando llegan, Jenny sólo dice: "¡Sáquenme de aquí y les contaré todo!".

La película se prolonga hacia el final con el resto de testimonios de algunos de los niños de Baniszewski, Jenny y luego la propia Gertrude, que niega todo lo sucedido.

La resolución fue que Gertrude es culpable de asesinato en primer grado y sentenciada a cadena perpetua -sólo para ser liberada 20 años después bajo libertad condicional y morir 5 años después, de cáncer-. Además, Paula cumplió dos años de prisión y tuvo un hijo, al que llamó Gertrude; el joven Johnny (Tristan Jarred) se hizo famoso por ser el recluso más joven de la historia en el reformatorio del estado de Indiana, pero más tarde se convirtió en sacerdote; Ricky pasó un tiempo en el reformatorio por homicidio en tercer grado, y murió a la edad de 21 años, de cáncer de pulmón; Coy también pasó un tiempo en el reformatorio y se convirtió en un delincuente; el Sr. y la Sra. Likens siguieron viajando y dejaron a Jenny con el fiscal y su familia, que la ayudaron. Todo esto lo narra la voz de Sylvia, quien añade  que "no sabe lo que le pasó a los demás".

Las dos últimas escenas de la película muestran a Gertrude en prisión, con el fantasma de Sylvia persiguiéndola, mientras intenta sin éxito disculparse; y Sylvia de vuelta en la feria, "el único lugar donde se ha sentido segura".