Salvo y Valentino son dos amigos que, junto con la esposa de Salvo, Donatella, y su hija Adele, son desalojados de su casa en Palermo. Sin perspectivas de trabajo, los cuatro se trasladan a Monteforte, la ciudad natal de Salvo, donde espera que le recomienden un trabajo gracias a una conexión con un pez gordo local llamado La Duca. Mientras tanto, la familia depende del apoyo económico de las prestaciones de jubilación de la madre de Donatella. Monteforte, que en su día fue una ciudad próspera gracias al comercio de naranjas, se encuentra ahora en la indigencia económica y las pensiones de sus ancianos son ahora la única fuente de ingresos: Salvo se ve obligado a vivir no sólo con su suegra, sino también con Carmela, la tía de Donatella. Sólo acepta después de descubrir que la propia tía Carmela tiene una pensión considerable.

Valentino, mientras tanto, se reencuentra con Roberta, la hija del superintendente de los Carabinieri locales, con la que tuvo una relación en su juventud antes de marcharse a Palermo. Salvo sigue reflexionando sobre el considerable número de parientes de su mujer que reciben una pensión, y se plantea la idea de reunirlos a todos para que le autoricen a gestionar sus retiros de pensión. Este plan funciona hasta que algunos de los parientes comienzan a morir uno a uno, y los demás parientes, convencidos de que la casa está maldita, comienzan a marcharse hasta que sólo queda la tía Lucía. Ella goza de buena salud pero tiene una edad avanzada, y Salvo debe pensar en cómo seguir sacando provecho de ella. Decide arreglar que se case con Valentino, que se opone a la idea.

La tía Lucía, que ya ha sufrido un infarto en el pasado, se derrumba cuando Salvo le revela su idea. En el hospital, sin embargo, le dice a la familia que tiene la intención de llevar a cabo el plan para transmitir su pensión. La noticia de las nupcias se extiende rápidamente por todo el pueblo y Valentino se convierte en el objeto de cotilleo de todo Monteforte. Poco a poco, el plan de Salvo va ganando popularidad y las ancianas se vuelven deseables para los hombres desempleados del pueblo. El párroco de Monteforte, el padre Benedetto, intenta convencer a Valentino y a la tía Lucía de que entren en razón y suspendan la boda. La víspera de la boda, Lucía va a la iglesia para la misa. Cuando se hace tarde, Salvo y Valentino van a buscarla a la iglesia, donde la oyen hablar con el padre Benedetto: los dos se aman desde hace años, pero el cura no quiere dejar el sacerdocio a pesar de su amor por Lucía.

De vuelta a casa, Salvo y Valentino hablan con ella y juntos deciden seguir adelante con la boda. Sin embargo, a la mañana siguiente, el cura interrumpe la ceremonia, declarando su amor por Lucía y demostrando que ha dejado el sacerdocio. Valentino queda entonces libre para ir a ver a Roberta y revelarle por fin que sigue enamorado de ella. Al final de la película, Valentino y Salvo esperan ser recibidos por La Duca para recibir su recomendación; sin embargo, descubren que ha muerto recientemente.