Uxbal vive en un piso cutre de Barcelona con sus dos hijos pequeños, Ana y Mateo. Está separado de su madre Marambra, que es una mujer que sufre de alcoholismo y trastorno bipolar y trabaja como prostituta. Al haber crecido huérfano, Uxbal no tiene más familia que su hermano Tito, más rico, que trabaja en la construcción (y a veces solicita los servicios de Marambra). Uxbal se gana la vida procurando trabajo a los inmigrantes ilegales, un grupo de chinos que fabrican artículos de diseño falsificados que luego vende un grupo de vendedores ambulantes africanos. Es médium de los muertos y a veces le pagan por transmitir mensajes de los recién fallecidos en los velatorios y funerales. Cuando le diagnostican un cáncer de próstata terminal que le deja sólo unos meses de vida, su mundo se desmorona progresivamente.

Uxbal comienza a recibir quimioterapia, pero más tarde abandona el tratamiento por consejo de su amiga y curandera alternativa Bea. Ésta le da también dos piedras negras que le pide que entregue a sus hijos antes de morir. El grupo de africanos es brutalmente detenido por la policía, a pesar de que Uxbal paga regularmente sobornos, porque también trafican con drogas. Cuando uno de ellos es deportado a Senegal, Uxbal ofrece a su mujer Ige y a su hijo pequeño una habitación en su apartamento. Mientras tanto, el intento de reconciliación con Marambra fracasa cuando Uxbal se da cuenta de que no se puede confiar en ella para cuidar de sus hijos. Como los chinos no tienen trabajo, Tito negocia un acuerdo para emplearlos en una obra. Sin embargo, casi todos mueren durante la noche por intoxicación de monóxido de carbono, ya que los calentadores de gas baratos que Uxbal compró en un esfuerzo por ayudar no eran seguros. El intento de un traficante de personas de arrojar los cadáveres al mar fracasa cuando éstos aparecen en la orilla poco después, causando una sensación mediática.

A medida que la salud de Uxbal se va deteriorando, le invade el sentimiento de culpa por ser el responsable de la expulsión de los senegaleses y de la muerte de los chinos. Al acercarse su muerte, se da cuenta de que no habrá nadie que cuide de Ana y Mateo cuando él falte. Confía el resto de sus ahorros a Ige, pidiéndole que se quede con los niños después de su muerte. Ella acepta su petición, pero más tarde decide utilizar el dinero para volver a África. En el apartamento, Uxbal ve la silueta de Ige detrás de la puerta del baño y escucha su voz diciendo que ha regresado. Uxbal se acuesta junto a Ana y, tras entregarle un anillo de diamantes que su padre había regalado a su madre, muere. En un paisaje invernal nevado se reencuentra con su padre, que había muerto antes del nacimiento de Uxbal, poco después de haber huido de la España franquista hacia México.

El final de esta película ha dado lugar a muchas especulaciones; sabemos que Uxbal tiene a menudo visiones, y que toma potentes medicamentos debido a su quimioterapia. Como el regreso de Ige sólo se muestra en silueta, muchos han teorizado que es simplemente una alucinación, y que de hecho se fue a Senegal con el resto de los ahorros de Uxbal. Otra teoría es que fue asesinada, ya que andaba con una gran cantidad de dinero en efectivo en una zona muy insegura. No se la vuelve a ver después de esa escena, aunque Uxbal sale de su habitación para hablar con su hija Ana antes de fallecer.