En 1940, una pareja de clase trabajadora del Berlín de la Segunda Guerra Mundial, Otto y Anna Quangel, deciden resistir a Adolf Hitler y a los nazis tras recibir la noticia de la muerte de su único hijo. Su creciente resistencia al régimen se ve reforzada por el destino de una anciana judía que vive en su edificio. Aunque la deportación oficial de los judíos a los campos de exterminio aún no había comenzado, los judíos no pueden recurrir a ninguna protección legal. Los despiadados nazis -y los delincuentes comunes "no ideológicos"- aprovechan la ocasión para saquear impunemente el apartamento de la anciana. A pesar de los esfuerzos de los Quangels y de otros amables vecinos por ayudarla, la persecución termina con la anciana saltando a la muerte desde una alta ventana.

La pareja comienza a escribir tarjetas postales para instar a la gente a enfrentarse a Hitler y a los nazis y a protestar contra ellos colocando furtivamente las tarjetas en lugares públicos, un delito capital. Su primera tarjeta dice: "Madre, Hitler mató a mi hijo. También matará a tu hijo". Al principio, Otto quiere hacerlo todo él, advirtiendo a Anna: "¡También cuelgan a las mujeres!". Ella, sin embargo, insiste en participar en esta peligrosa actividad. Aunque al principio de la película el matrimonio parece haberse agotado y son incapaces de consolarse mutuamente por la pérdida de su hijo, el riesgo y el compromiso que comparten los acerca. En efecto, vuelven a enamorarse el uno del otro.

El inspector de la Gestapo Escherich es el encargado de encontrar el origen de las postales. Es un detective profesional que actúa por orgullo profesional y no por ideología nazi. Durante tres años de minuciosa recopilación de pistas sobre el "Hobgoblin" (como llama al misterioso escritor de las postales), Escherich desarrolla un creciente respeto por este escurridizo adversario desconocido. Debido a su falta de progreso, Escherich recibe una paliza del obviamente impaciente oficial superior de las SS y se ve obligado a ejecutar sumariamente a un hombre del que está seguro que no tiene ninguna relación con estas postales subversivas.

Después de que algunas postales caigan accidentalmente del bolsillo de Otto en el trabajo, éste es expuesto y arrestado. Permanece estoico ante la segura sentencia de muerte que le espera e intenta en vano asumir toda la culpa y salvar a Anna. Tras la ejecución de la pareja, Escherich se queda solo en su despacho. Recoge los centenares de postales de la pareja, las esparce desde la ventana abierta del cuartel general de la policía y luego se dispara. La película termina con la imagen de las postales arremolinándose en el viento, cayendo en las calles de Berlín y siendo recogidas por los transeúntes.