Klara sirve en Siria en el ejército francés como intérprete de la Operación Chammal. Tras la detención de un presunto terrorista, es testigo de cómo el hijo pequeño del hombre se hace estallar por orden de su padre con explosivos ocultos en su cuerpo. Traumatizada por la explosión y con migrañas, es trasladada a su casa en Niza y se instala con su madre, María, y su hermana, Tania, mientras presta servicio en operaciones antiterroristas como parte de la Operación Sentinelle. En las patrullas, su trauma se manifiesta en un comportamiento impulsivo, a veces desproporcionadamente violento, hacia los sospechosos. Los analgésicos que le han recetado no son suficientes para ella y empieza a comprar más ilegalmente.

Una noche, Klara y Tania salen a un club nocturno. Tania se separa de Klara para unirse a una fiesta de rusos y le indica a Klara que se va con ellos. Klara vigila a su hermana mientras empieza a bailar con una mujer, y después tiene una aventura de una noche con ella. Al día siguiente le notifican que Tania ha sido violada y golpeada salvajemente hasta dejarla en coma. Klara inicia su propia investigación del crimen, inspecciona las grabaciones de seguridad del club, averigua el nombre del hombre con el que estaba Tania y le toma una fotografía en las grabaciones. El capitán Muller de la policía francesa, que dirige la investigación, identifica al sospechoso como Yvan Kadnikov, hijo de Leonid Kadnikov, un magnate ruso muy influyente. Yvan se esconde en la villa de su padre en Saint-Jean-Cap-Ferrat, pero ambos tienen pasaporte diplomático e inmunidad, lo que les hace intocables sin un complicado proceso judicial.

Poco dispuesta a esperar a la justicia, Klara sorprende a Yvan en el club nocturno y éste le dice que no ha tocado a su hermana. Sus amigos acuden en su ayuda y Klara es desalojada tras una pelea con ellos. Más tarde, se infiltra en la villa de Leonid para encontrar a Yvan, pero es capturada por los guardaespaldas de Leonid. Leonid se burla de Klara, admitiendo libremente que fue él quien violó a Tania, ya que su hijo no estaba interesado en las mujeres porque era homosexual. La deja para que sea ahogada por sus guardias, pero Klara se libera y escapa. Más tarde, Tania despierta del coma, pero decide no presentar cargos a pesar de que Klara la insta a hacerlo. Mientras está fuera de la habitación de su hermana en el hospital, Klara ve un reportaje en el que Leonid afirma que pronto regresará a Rusia. Se da cuenta de que una enfermera pasa corriendo por delante de ella y, justo después, Tania sufre una embolia repentina. Sospechando que se trata de un atentado contra su hermana, Klara persigue y atrapa a la asesina. El capitán Muller informa a Klara de que ha sido enviada por Leonid.

Ahora, decidida a vengarse, Klara roba varias armas de la armería de su guarnición y se cuela en el escondite de Leonid. Después de matar a los guardaespaldas, empuja a Leonid por una barandilla cuando intenta sobornarla, y cuando observa su cuerpo asume que ha sido asesinado. Klara es apuñalada por Yvan y lo mata a tiros. Gravemente herida, se retira mientras llega una unidad de policía táctica. Sin embargo, Leonid sobrevive sorprendentemente a la caída y recupera la conciencia.

Tres meses más tarde, Leonid se encuentra en la suite de su hotel de Dubai y pide a las azafatas un servicio de habitaciones. Disfrazada de una de ellas, Klara le trae una cesta de fruta, coge un tenedor y rápidamente apuñala a Leonid varias veces en la yugular y alrededor del cuello con él. Vuelve a Niza en secreto para vigilar a Tania desde la distancia. Tania se encuentra con sus amigos y se ha recuperado físicamente de su terrible experiencia. Tras observar a Tania sin que se dé cuenta y ver que está bien, Klara se aleja, ahora como fugitiva de la ley.