Los títulos iniciales explican que las corporaciones estadounidenses están utilizando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte abriendo grandes maquiladoras justo en la frontera entre Estados Unidos y México. Las maquiladoras contratan en su mayoría a mujeres mexicanas para que trabajen muchas horas por poco dinero con el fin de fabricar productos en masa.

Lauren Adrian (Jennifer López), una apasionada reportera estadounidense del Chicago Sentinel quiere ser asignada a la primera línea de fuego en Irak para cubrir la guerra. En cambio, su editor George Morgan (Martin Sheen) le asigna la tarea de investigar una serie de asesinatos de jóvenes mujeres de una fábrica maquiladora en una ciudad fronteriza mexicana.

La trabajadora Eva (Maya Zapata), originaria del estado de Oaxaca, en el sur de México, toma un autobús para volver a su casa de chabolas después del trabajo. Al cabo de un rato es la última pasajera que queda en el autobús. El conductor le pregunta si le importa que vaya a una gasolinera a repostar, y Eva acepta. Sin embargo, la lleva a un lugar apartado y la asalta y viola, junto con otro hombre, que luego intenta estrangularla. Los dos hombres, creyendo que está muerta, la entierran viva. Con la poca energía que le queda, Eva escapa.

Adrian se dirige a Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera entre Estados Unidos y México, para investigar los asesinatos, con la esperanza de que, si lo hace bien, Morgan la ascienda a corresponsal en el extranjero. En Juárez, Adrian se encuentra con Díaz (Antonio Banderas), con quien había trabajado seis años antes, y que ahora es el editor del periódico local El Sol de Juárez. También se encuentra con Eva.

Los tres intentan encontrar a los dos asesinos y hacer que sean procesados. Para ello, Adrián empieza a trabajar en la fábrica para servir de cebo en el viaje en autobús. El conductor intenta agredirla de la misma manera que a Eva, y aunque se ha dispuesto la ayuda de la policía, ésta se encuentra en el lugar equivocado. Ella consigue escapar de su agresor. Más tarde, Díaz muere de un disparo en un tiroteo. Eva cambia de opinión y no quiere seguir declarando por miedo a la venganza, e intenta huir a Estados Unidos, junto con otras personas en el maletero de un coche. La atrapan y la devuelven. Adrian la convence para que testifique después de todo. Por razones políticas, el Chicago Sentinel se niega a publicar la historia de Adrian. Adrian renuncia y se convierte en editor de El Sol de Juárez.