Cuando Stella (Olympia Dukakis) y Dot (Brenda Fricker) están finalmente de pie frente a un juez (Jeremy Akerman), con Prentice (Ryan Doucette) como su "padrino" y en presencia de una pequeña multitud, esperando a casarse, la ceremonia es interrumpida por la llegada de la nieta de Dot, Molly (Kristin Booth), que llega con su marido policía Tommy (Michael McPhee) con la intención de llevar a Dot de vuelta a casa -Stella admite que llamó a Molly, por miedo a no poder cuidar más de Dot, como ya le había confesado a Prentice-. Sin embargo, Dot revela que sabe que Molly trató de estafar su casa y sus finanzas, lo que hace que todos sean llevados a la comisaría local. Todo se aclara y Prentice acepta llevar a las dos ancianas de vuelta a Maine, aunque sin haber tenido la oportunidad de casarse.

Mientras conducen de vuelta, con Molly y Tommy siguiéndoles, Dot empieza a sentirse repentinamente muy enferma, lo que le obliga a detenerse. Temiendo lo que parece ser un infarto fatal, Dot le ruega a Prentice que "las case a las dos, allí mismo, en ese momento", lo que él hace nerviosamente. Lamentablemente, Dot muere justo después. En su funeral, Prentice realiza un extraño baile interpretativo en su honor, para horror de Molly y diversión de Stella y Tommy.

La película termina con Stella y Prentice contemplando juntos una puesta de sol, recordando a Dot; Prentice se lamenta de que "tardaron 31 años en poder casarse y, sin embargo, sólo tuvieron un día de luna de miel", a lo que Stella replica que "fue el mejor puto día de su vida".