Final de Crónica de una fuga
(2006)
Final de Crónica de una fuga (2006)
Título original: Crónica de una fuga
Sinopsis
Historia sobre los desaparecidos en la dictadura militar argentina. En 1977, un grupo de tareas al servicio del gobierno militar argentino secuestra a Claudio Tamburrini, arquero de un equipo de fútbol de la “B” y lo traslada al centro Mansión Seré: una vieja y aristocrática casona ubicada en el barrio de Morón, en Buenos Aires. Allí, Tamburrini conoce a Guillermo, el Vasco y el Gallego. Luego de cuatro meses de cautiverio en ese lugar que se asemeja a un manicomio carente de reglas, los jóvenes abren la ventana y saltan al vacío en medio de una tormenta y completamente desnudos. Allí comienza su futuro.
Adrián Caetano
Director
Iván Wyszogrod
Compositor
Julián Apezteguia
Fotógrafo
Óscar Kramer
Productor
Reparto principal

Rodrigo de la Serna

Pablo Echarri

Nazareno Casero

Lautaro Delgado Tymruk

Matías Marmorato

Diego Alonso
Como acaba Crónica de una fuga
El 23 de noviembre de 1977, durante la última dictadura cívico-militar argentina, Claudio Tamburrini (Rodrigo de la Serna), portero de un equipo de fútbol de la liga menor de Buenos Aires, es secuestrado por miembros de la policía militar secreta argentina. Lo llevan a un centro de detención conocido como Mansión Seré: una vieja casa en ruinas en el barrio suburbano de Morón bajo la sospecha de que es un guerrillero que se opone a la dictadura.
Con los ojos vendados, Tamburrini es torturado diariamente por sus carceleros, que le exigen información que no tiene porque no es un activista político y nunca lo fue. Tamburrini descubre que un conocido apodado El Tano, con el que se ha encontrado dos veces en su vida, ha mentido bajo tortura y le ha implicado falsamente, afirmando que tiene un mimeógrafo. En la víspera de Año Nuevo, Huguito, el principal captor, se burla de Tamburrini dando a entender que está a punto de ser liberado. En lugar de ello, lo llevan a otra habitación con más hombres. Cuando Huguito insiste en que Tamburrini se quite la venda de los ojos y lo mire, Tamburrini comprende que nunca será liberado con vida.
Ataca a Tano, que realmente es miembro de un grupo radical. Tano afirma que no tuvo más remedio que implicar a Tamburrini después de que se descubriera su nombre en la libreta de direcciones de Tano. Insiste en que, dado que Tamburrini es realmente inocente, acabará siendo liberado, pero Tamburrini sabe que no es así. Llega un nuevo cautivo, Guillermo (Nazareno Casero), y admite que realmente era él quien tenía el mimeógrafo, que utilizaba para hacer papeles falsos para el Tano. Tamburrini espera que ahora lo liberen, pero Guillermo le dice que para tener alguna posibilidad de salvarse, tendrá que implicar a alguien más, a lo que Tamburrini se niega. Al Tano y a otra docena de cautivos se les dice que van a ser trasladados a la cárcel, pero en realidad son drogados y entregados a la Fuerza Aérea Argentina, presumiblemente para ser ejecutados en un vuelo de la muerte.
Tamburrini espera ser asesinado por los despiadados guardias en cualquier momento. Tras cuatro meses de prisión y muchas sesiones de tortura, Tamburrini y sus compañeros de cautiverio Guillermo, Vasco y Gallego se lanzan por una ventana durante una tormenta. Los cuatro, desnudos y sin nada más que sus sentidos, inician una huida desesperada hacia la libertad. Tras una noche escondidos en los suburbios, los cuatro hombres consiguen algo de dinero y ropa y se separan; tres de ellos abandonan el país, incluido Tamburrini, que años después escribe el libro en el que se basa la película.