En un futuro cercano, Arturo es un gerente corporativo que diseña un algoritmo cuya función es determinar la utilidad efectiva de los empleados de la empresa en la que trabaja. Él mismo termina siendo despedido y, a casi cincuenta años de edad, no logra encontrar otras oportunidades laborales. Abandonado por su compañera Lisa, a causa de una prueba de compatibilidad de pareja, alquila parte de su apartamento a Raffaello, un profesor universitario de filología románica que para redondear su salario escribe artículos y comentarios como un odiador.

Contratado como mensajero en bicicleta por la multinacional Fuuber, debe adaptarse a la cotidianidad de un empleo a través del cual es explotado y definitivamente mal remunerado. Sumido en la soledad, acepta entrar en el programa creado por la misma Fuuber para emparejar a las personas con personajes virtuales presentes como hologramas, a través de una aplicación. Así, Arturo conoce a Stella, de quien se enamora y que luego descubre ser una persona real cuya imagen se transmite de forma remota, una de las innumerables contratadas por la empresa para prestar este tipo de servicio. Logrando ganarse un trabajo como limpiador de ventanas en la sede central de Fuuber (es decir, un altísimo rascacielos en Mumbai) a través de una subasta en línea al mejor postor, finalmente logra encontrarse con Stella (quien descubre que en realidad se llama Flora debido a una ley de privacidad de la empresa), y juntos deciden escapar, alejándose del control de la sociedad; el presidente y fundador John Fuuber concluye la película con una amarga reflexión sobre la ausencia de libertad y el control de datos sensibles en el mundo actual.