Final de Como en un espejo explicado
La historia transcurre durante un periodo de 24 horas mientras cuatro miembros de una familia pasan sus vacaciones en una isla remota, poco después de que una de ellas, Karin, salga de un asilo donde ha sido tratada por esquizofrenia. El marido de Karin, Martin (von Sydow), un respetado médico, le dice a su padre, David (Björnstrand), que la enfermedad de Karin es casi incurable. Mientras tanto, Minus (Passgård), el hermano de 17 años de Karin, le dice a ésta que desearía poder tener una conversación real con su padre y que se siente privado del afecto de éste. David es un novelista que sufre “bloqueo de escritor” y acaba de regresar de un largo viaje al extranjero. Anuncia que volverá a marcharse dentro de un mes, aunque prometió que se quedaría. Los demás representan para él una obra que ha escrito Minus. David, aunque finge aprobar la obra, se ofende, ya que la obra puede interpretarse como un ataque a su carácter.
Esa noche, tras rechazar las insinuaciones eróticas de Martin, Karin se despierta y sigue el sonido de una sirena de niebla hasta el desván. Se desmaya tras un episodio en el que oye voces detrás del papel pintado desconchado. Entra en la habitación de David, busca en su escritorio y encuentra su diario, en el que describe su enfermedad como incurable. Descubre su insensible deseo de registrar los detalles de su deterioro. A la mañana siguiente, David y Martin, mientras pescan, se enfrentan por Karin. Martin acusa a David de sacrificar a su hija por su arte y de ser egocéntrico, insensible, cobarde y falso. David se muestra evasivo pero admite que gran parte de lo que dice Martin es cierto. David dice que hace poco intentó suicidarse tirándose por un acantilado, pero que se salvó por un fallo en la transmisión. Dice que después de eso, descubrió que ama a Karin, Minus y Martin, y esto le da esperanza. Mientras tanto, Karin le cuenta a Minus sus episodios y que está esperando a que Dios aparezca detrás del papel pintado del ático. Minus está algo frustrado sexualmente, y Karin se burla de él, más aún después de descubrir que esconde una revista pornográfica. Más tarde, en la playa, cuando Karin ve que se avecina una tormenta, corre hacia un barco hundido y se acurruca asustada. Minus se acerca a ella y mantienen relaciones sexuales incestuosas.
Minus cuenta a los demás hombres lo ocurrido en el barco y Martin llama a una ambulancia. Karin pide hablar a solas con su padre. Confiesa su mala conducta hacia Martin y Minus, diciendo que una voz le dijo que actuara así y también que registrara el escritorio de David. Le dice a David que le gustaría quedarse en el hospital, porque no puede ir y venir entre dos realidades sino que debe elegir una. Mientras hacen las maletas para ir al hospital, ella corre al ático donde Martin y David observan sus acciones. Dice que Dios está a punto de salir por la puerta del armario y le pide a su marido que le permita disfrutar del momento. Se fija en una grieta de la pared de la que sale una araña. La ambulancia, un helicóptero, pasa volando junto a la ventana, haciendo mucho ruido y sacudiendo la puerta. Karin se mueve hacia la puerta con impaciencia, pero luego huye de ella, aterrorizada, y entra en un frenesí de pánico. Karin se desvanece y, al reaparecer enloquecida, es sedada. Cuando se levanta, les habla de Dios: una araña con cara de demonio que intentó penetrar en ella. Miró a Dios a los ojos, que eran “fríos y tranquilos”, y cuando Dios no consiguió penetrarla se retiró hacia la pared. “He visto a Dios”, anuncia.
Karin y Martin se marchan en el helicóptero. Minus le dice a su padre que tiene miedo, porque cuando Karin le agarró en la nave, empezó a salir de la realidad ordinaria. Le pregunta a su padre si puede sobrevivir así. David le dice que puede si tiene “algo a lo que aferrarse”. Le habla a Minus de su propia esperanza: el amor. David y su hijo hablan del concepto de amor en relación con Dios, y encuentran consuelo en la idea de que su propio amor puede ayudar a sostener a Karin. Minus está agradecido y asombrado de haber tenido por fin una conversación real con su padre, y pronuncia: “Papá me ha hablado”.