El solitario guionista de televisión Adam lleva una vida retirada en Londres. En su bloque de pisos, conoce a su vecino borracho Harry, que se ha fijado en él en el edificio y quiere pasar la noche con él. A regañadientes, Adam se niega y despide a Harry.

Adam comienza a escribir y decide visitar la casa suburbana de su infancia, ahora desocupada. Allí se encuentra con sus padres, que murieron en un accidente de coche décadas antes, cuando él tenía doce años. Adam cena con ellos y promete volver a visitarles.

De vuelta a su piso, Adam se encuentra con Harry en el ascensor. Adam corresponde al interés de Harry y ambos comienzan una apasionada relación. Adam se entera de que Harry está distanciado de su familia y ambos empiezan a construir lentamente una vida juntos.

Adam tiene varios encuentros posteriores con sus padres. Durante una charla con su madre, Adam revela su orientación sexual y hablan sobre ello. Su madre acepta que Adam es gay, pero reacciona con preocupación y ligera incomodidad. En una visita posterior a su padre, Adam habla de sentirse herido por el silencio de su padre sobre el acoso que sufrió de niño. Los dos se reconcilian entre lágrimas y se abrazan.

Más tarde, a medida que la relación entre Adam y Harry florece, los dos pasan mucho tiempo en discotecas y empiezan a consumir ketamina juntos. Una noche, Adam se despierta tras un desmayo y descubre que está de nuevo en casa de sus padres, esta vez en Navidad. Cuelgan juntos las luces del árbol de Navidad y lo celebran alegremente mientras suena la música. Incapaz de conciliar el sueño, Adam se mete en la cama con sus padres y le cuenta a su madre que la enviaron a vivir con su abuela tras la muerte de ésta, lo que su madre lamenta. Adam vuelve entonces a su vida con Harry.

Adam se despierta aparentemente en un tren subterráneo y ve a Harry en el vagón de al lado. Harry se muestra distante y no se acerca a él. Adam tiene una visión de su yo más joven gritando en el reflejo del vagón. En realidad, Adam está en su cama y se despierta llorando. Harry le ha traído a casa tras un incidente en un club en el que Adam sufrió un ataque de pánico. Adam le cuenta los detalles de la muerte de sus padres. Revela que su padre murió instantáneamente en el accidente de coche, mientras que su madre permaneció varios días en el hospital. Su abuela impidió que Adam viera a su madre debido a su grave estado, que ha atormentado a Adam para siempre.

Esa noche, Adam lleva a Harry a conocer a sus padres. Harry se muestra escéptico y algo alarmado por el comportamiento de Adam. Encuentran la casa vacía. Preocupado por el estado mental de Adam, Harry les insta a marcharse. La madre de Adam se asoma a la ventana y les mira a través del cristal. Adam golpea la puerta hasta que el cristal se rompe.

Al despertarse a la mañana siguiente con sus padres, éstos le explican que Harry se ha ido a casa. Le dicen a Adam que, para encontrar la felicidad, debe dejarles marchar y seguir adelante en su vida con Harry. Le llevan a su restaurante favorito de la infancia, donde le preguntan por las circunstancias de sus muertes. Adam les cuenta que ambos murieron en el acto, lo que supone un alivio para su madre, aunque es falso. Los tres reafirman con lágrimas en los ojos su amor mutuo, tras lo cual ambos padres desaparecen.

Una vez aceptada la pérdida de sus padres, Adam va a casa a ver a Harry. Entra en el piso de Harry y nota un hedor horrible, con restos de droga en una mesa y suciedad por todo el piso. Adam encuentra a Harry muerto en el dormitorio, con la misma botella de whisky que bebía la noche en que se conocieron. Harry ha estado muerto todo el tiempo, habiendo sido una aparición similar a la de sus padres.

Fuera de la habitación, el fantasma de Harry está angustiado y llora, ya que no quería que Adam lo viera como un cadáver. Adam le asegura a Harry que todo irá bien y se lo lleva a su piso. Los dos se tumban juntos en la cama, estrechamente abrazados. Cuando Harry le pide a Adam que ponga un disco, éste pone «The Power of Love» de Frankie Goes to Hollywood. Los dos se funden en un pequeño haz de luz entre estrellas en el cielo nocturno mientras la pantalla se vuelve negra.