Final de El hombre de las estrellas
(1995)Final de El hombre de las estrellas (1995)
"Un Film de Giuseppe Tornatore"
Título original: L'uomo delle stelle
Sinopsis
Sicilia, años cincuenta. El pícaro Joe Morelli, con su obsoleta cámara Ascania a cuestas, asegura que es capaz de hacer realidad los sueños de cualquiera que aspire a ser una estrella de cine. Con el pretexto de descubrir nuevas caras para una película, llega a un pueblecito y exige a los ingenuos lugareños 1.500 liras por hacer realidad sus sueños.
Giuseppe Tornatore
Director
Giuseppe Tornatore
Escritor
Ennio Morricone
Compositor
Vittorio Cecchi Gori
Productor
Reparto principal
Sergio Castellitto
Tiziana Lodato
Franco Scaldati
Leopoldo Trieste
Leo Gullotta
Clelia Rondinella
Como acaba El hombre de las estrellas
En la Sicilia de 1953, Joe Morelli viaja con un camión, una gran tienda de campaña y una cámara: se presenta como enviado de una compañía cinematográfica de Roma e invita a la gente a una audición por la suma de 1.500 liras, prometiendo fama y dinero y repartiendo elogios y ánimos sobre una probable carrera como actor a todo el mundo. En todas las ciudades su llegada despierta entusiasmo, independientemente de la edad y el sexo.
A la llamada de la cámara acuden, entre otros, bandidos que se habían escondido y un brigadier de los Carabinieri, que no puede resistir la tentación de ser filmado mientras recita un pasaje de la Divina Comedia. Pero será él, al cabo de unos meses (convertido en mariscal), quien desenmascarará a Morelli como charlatán y estafador. De hecho, el material fílmico que utiliza es obsoleto e inservible.
Además de su detención y del escarnio público, de camino a la cárcel Morelli tiene que sufrir la venganza de una familia mafiosa, cuyo funeral y cámara fúnebre pretendía filmar. Con la complicidad, a su pesar, del carabinero que le "delata" durante unos minutos, es golpeado y humillado sin piedad ante los ojos de Beata, una joven, hasta entonces ajena a todo, con la que había mantenido una relación amorosa y que se había enamorado de él, con la esperanza de que la alejara de su ciudad.
Morelli, una vez cumplida su condena, sale en su busca, hasta que la encuentra en una residencia de ancianos, irreversiblemente traumatizada por el golpe sufrido. La mujer no le reconoce y sólo habla con frases inconexas. Morelli no tiene más remedio que recuperar su furgoneta, donde Beata ha vivido tanto tiempo, y abandonar Sicilia. Las audiciones filmadas para engañar a los aspirantes a actores nunca podrán ser vistas por nadie, ya que fueron impresas una sobre otra en la misma vieja película, pero Morelli puede escuchar las voces grabadas en las cintas, su mente se remonta a toda la humanidad que ha visto pasar por su tienda, a esas audiciones en su mayoría espontáneas que viven vívidamente en su memoria.