En 1929, el dictador fascista italiano Benito Mussolini (Rod Steiger) todavía enfrenta la guerra de 10 años librada por patriotas en la colonia italiana de Libia para combatir la colonización italiana y el establecimiento de "La Cuarta Orilla", es decir, el renacimiento de un Imperio Romano en África. Mussolini nombra al General Rodolfo Graziani (Oliver Reed) como su sexto gobernador de Libia, confiado en que el eminente soldado y grande fascista pueda aplastar la rebelión y restaurar las desvanecidas glorias del Imperio Romano. Omar al-Mukhtar (Anthony Quinn) lidera la resistencia contra los fascistas. Maestro de profesión y guerrillero por obligación, Mukhtar se ha comprometido con una guerra que no puede ganar en su propia vida.

Lucha por la libertad de Libia

La película comienza introduciendo al público en el contexto histórico de la misma. Esta escena introductoria es parte de registros históricos que presentan el auge del fascismo en Italia y su trágico impacto en Libia. Tras la introducción, la primera escena muestra a Mussolini en Italia quejándose de las derrotas de sus generales en Libia. Para aplastar la resistencia libia, tras 20 años de fracasos, Mussolini envía a su general más habilidoso, Graziani. Esta escena contrasta con Omar Al-Mokhtar, el viejo maestro convertido en rebelde, enseñando a sus jóvenes estudiantes en Libia.

Valentía y resiliencia libia

A pesar de su valentía, los árabes y beréberes libios sufren grandes pérdidas debido a que sus armas, relativamente primitivas, no pueden competir contra la guerra mecanizada. Sin embargo, continúan luchando, evitando que los italianos logren una victoria completa durante 20 años. Graziani solo puede lograr victoria a través del engaño, la violación de las leyes de guerra y de derechos humanos, y el uso de tanques y aviones.

Los principios de Omar Al-Mokhtar y el trágico desenlace

Omar Al-Mokhtar muestra una gran perseverancia y sabiduría al liderar el movimiento de resistencia. Negocia con los italianos para liberar a Libia, pero nunca llega a un acuerdo porque los italianos solo pretenden ganar tiempo. A pesar de su falta de armamento moderno, Graziani reconoce la habilidad de su adversario en la guerra de guerrillas. En una escena, Mukhtar se niega a matar a un joven oficial indefenso y le da la bandera italiana para que la lleve de regreso a su país. Al final, Mukhtar es capturado y juzgado como un rebelde. Su abogado argumenta que, al nunca haber aceptado el dominio italiano, no puede ser juzgado como rebelde y debe ser tratado como prisionero de guerra. Sin embargo, el juez rechaza esto y la película concluye con la ejecución pública de Mukhtar.