La película comienza con un flashback del personaje titular, Antoine. Se nos presenta su fijación por las peluqueras, que comenzó a una edad temprana. La película utiliza flashbacks a lo largo de todo el metraje y se establecen frecuentes paralelismos con el pasado. Aunque Antoine le dice a Mathilde que "el pasado está muerto", su vida demuestra que, en cierto modo, el pasado se repite.

De niño fantaseaba con una peluquera que se suicidó y, ya cincuentón, inicia un romance con una peluquera que acaba con el suicidio de ésta al cabo de diez años. Sin embargo, hay diferencias: Mathilde se suicida porque es tan feliz que teme que se acabe la felicidad que ha encontrado con Antoine.

No sabemos qué ha hecho Antoine con su vida; sabemos, sin embargo, que ha cumplido su ambición infantil: casarse con una peluquera. La realidad resulta ser tan maravillosa como la fantasía y ambos disfrutan de una relación enigmática, cerrada y encantadora. La secuencia final muestra a Antoine, en el salón, bailando al son de la música oriental, como ha hecho a lo largo de toda su vida. Su última frase es el enigmático comentario de que el peluquero volverá.