El Niño está perdido en la naturaleza invernal, donde conoce al amigable Topo, quien ofrece ayudarlo a encontrar su camino. El Niño busca un hogar, algo que nunca ha tenido antes. Mientras exploran la naturaleza, encuentran un río y deciden seguirlo hasta encontrar un pueblo. Son perseguidos por un Zorro hambriento, pero logran esconderse en un árbol hasta que el Zorro se va. Sin embargo, al escucharlo en apuros, buscan y encuentran al Zorro atado a una trampa. El Zorro amenaza al Topo, pero este, con bondad, libera al Zorro, quien se va avergonzado. A la mañana siguiente, regresan al río, pero el Topo accidentalmente cae en él y es arrastrado por la corriente. El Zorro persigue al Topo y, aunque el Niño teme por la vida de su amigo, el Zorro rescata y salva al Topo. El Niño y el Topo continúan su viaje, con el Zorro siguiéndolos a distancia.

Finalmente, encuentran al Caballo, que es un marginado entre los de su especie. El grupo se hace amigo y explora los temas de la humanidad, empatía y bondad. Más tarde, el Niño ve las luces del pueblo y espera estar cerca de encontrar un hogar, pero pierde de vista el pueblo durante el día. El Caballo revela que en realidad es un pegaso, lo que provocó celos entre los otros caballos, pero sus amigos lo aceptan tal como es. El grupo vuela junto en el lomo del Caballo hasta que pueden localizar el pueblo. El grupo se despide del Niño, pero él decide no ir al pueblo, declarando que el hogar está donde están los seres queridos. Los amigos permanecen juntos y miran las estrellas.