Danny Ciello es un detective de narcóticos que trabaja en la Unidad de Investigación Especial (SIU) de la Policía de Nueva York. Él y sus compañeros son llamados "Príncipes de la Ciudad" porque están en gran medida sin supervisión y se les da amplia libertad para hacer casos contra los acusados. También están involucrados en numerosas prácticas ilegales, como desviar dinero de criminales y suministrar drogas a informantes.

Danny tiene un hermano adicto a las drogas y un primo en el crimen organizado. Después de un incidente en el que Danny golpea a un drogadicto para suministrar heroína a otro drogadicto, su conciencia comienza a molestarle. Es abordado por asuntos internos y fiscales federales para participar en una investigación sobre la corrupción policial. A cambio de evitar potencialmente la persecución y obtener protección federal para él y su familia, Ciello lleva un micrófono oculto y trabaja encubierto para exponer a otros policías corruptos. Acepta cooperar siempre y cuando no tenga que entregar a sus compañeros, pero sus fechorías pasadas y asociados criminales vuelven para atormentarlo.

Uno de sus compañeros se suicida durante el interrogatorio, y su primo en la Mafia, que ha ayudado a Danny, termina muerto. Mientras confiesa tres crímenes que cometió en la SIU, Danny se perjura al negar las muchas otras ofensas que él y sus compañeros han cometido. A pesar de proclamar repetidamente lealtad, finalmente entrega a todos sus compañeros, uno de los cuales se dispara a sí mismo como resultado de esta traición. La mayoría de los demás se vuelven contra él.

Al final, el fiscal jefe decide no procesar a Danny y él regresa al trabajo como instructor en la Academia de Policía.