Nadie "conoce" realmente a Félix Bush, que vive como un cangrejo ermitaño en el bosque. Le rodean rumores, como que podría haber matado a sangre fría y que está aliado con el diablo. Por eso, el pueblo se sorprende cuando Félix se presenta en la iglesia del reverendo Gassy Horton con un gordo fajo de billetes y pide una "fiesta fúnebre" para él, a lo que el reverendo Horton se niega. Frank Quinn, el propietario de la funeraria local, con problemas económicos, codicia el dinero de Bush y acepta anunciarse y ayudar a organizar una fiesta fúnebre. Se invita a los habitantes del pueblo y a otras personas de la zona a que acudan al evento y cuenten a Félix Bush las historias que han oído sobre él. Para asegurar una buena participación, Bush insiste en que se haga una rifa, con su propiedad como premio; mucha gente compra boletos a 500 dólares cada uno.

Las cosas se complican cuando se recuerda un viejo misterio, que implica a una viuda local llamada Mattie Darrow, que fue novia de Bush en su juventud, y a su hermana fallecida, Mary Lee Stroup. Con la ayuda de un predicador que insiste en que se revele la verdad de hace cuarenta años, Bush pretende confesar su vergüenza y complicidad en un terrible suceso. Le revela a Mattie su aventura con su hermana casada, Mary Lee, diciéndole que fue Mary Lee su verdadero amor, su único amor. A la gente reunida para su fiesta fúnebre, le cuenta la historia de cómo ambos hicieron planes para huir juntos y, cuando ella no llegó al lugar acordado, él fue a su casa a buscarla. Descubrió que su marido la había atacado con un martillo, dejándola inconsciente. El marido lanzó una lámpara de queroseno contra una pared para incendiar la casa y matarse a sí mismo, a la inconsciente Mary Lee y a Bush. Bush se liberó del marido que le atacaba, pero al incendiarse su ropa, también vio cómo se incendiaba Mary Lee. Cuando fue a apagar el fuego, sintió que salía volando por la ventana, posiblemente empujado por el marido, y no pudo volver a entrar en la casa para salvar a Mary Lee.

Mattie abandona la fiesta, se celebra la rifa y se proclama un ganador. Más tarde, después de que todo haya sido recogido y todos se hayan ido, Mattie regresa; parece haber perdonado a Bush. Él muere poco después, caminando hacia quien ve como Mary Lee que viene por el camino hacia él.

El servicio fúnebre y el entierro se celebran en una pequeña zona de su propiedad donde, a lo largo de los años, ha enterrado a sus compañeros animales. Charlie oficia la ceremonia, con la asistencia del reverendo Gus Horton, Buddy, su mujer y su hijo, Mattie y Frank. Tras una breve bendición de Charlie, Mattie coloca un retrato de su hermana, Mary Lee, sobre el féretro de Félix, lo que les permite estar juntos, aunque sólo sea en sentido figurado. Cuando se llena la tumba, los dolientes se marchan.