En 2002, el político boliviano Pedro Castillo contrata a una firma de consultoría política estadounidense (basada en la firma Greenberg Carville Shrum de James Carville) para ayudarle a ganar las elecciones presidenciales bolivianas de 2002. La firma trae a "Calamity" Jane Bodine para gestionar la incipiente campaña de Castillo. El principal consultor político de la oposición es su némesis, el también estadounidense Pat Candy. En Bolivia, la situación es tensa: Bodine descubre que los indígenas, que son mayoría en el país pero carecen de verdadero poder político, están protestando por una reforma constitucional para obtener una representación adecuada.

Estrategias y tensiones

Los consultores estadounidenses, sin conocer el idioma ni la cultura de Bolivia, son persuadidos por Bodine, una veterana desencantada de la política estadounidense, para seguir una estrategia de campaña de desprestigio para compensar las deficiencias de su candidato. Sin embargo, Castillo se niega a dar permiso para que el equipo lo haga. Sólo después de que Bodine organiza la distribución de un folleto acusando a Castillo de un antiguo romance (y culpando a la oposición) logra que él acceda a difamar a sus oponentes.

Maniobras y promesas

En los meses siguientes, el equipo ejerce una estrategia de "declarar una crisis". Planean asustar al pueblo, con el objetivo de persuadirlos a votar por el poco simpático pero conocido Castillo en lugar de los jóvenes candidatos de la oposición. Incluso recurren a publicar fotos de su enemigo con el criminal de guerra nazi Klaus Barbie en el fondo, para que tenga que negar ser un nazi. El autobús de Castillo es detenido por un grupo de manifestantes que no quieren al Fondo Monetario Internacional en Bolivia. Castillo les promete que no invitará al FMI sin un referéndum público. Eduardo, un joven voluntario de la campaña de Castillo, queda profundamente impresionado por este compromiso. Sin embargo, sus hermanos son mucho más escépticos sobre Castillo.

Desenlace y consecuencias

Durante el debate final, Bodine cita una frase en una conversación con Candy (sabiendo que él se la dará al candidato rival Rivera para su discurso) diciendo que "un gran hombre" la dijo. Desafortunadamente, la cita es en realidad de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Adolf Hitler. Castillo gana la votación por un pequeño margen. Como una de sus primeras acciones, invita al FMI a Bolivia, rompiendo así su promesa. El profundamente decepcionado Eduardo visita a Bodine en su hotel; Bodine responde que no es responsable de las acciones de Castillo. En sus ojos, su trabajo está hecho.

La desilusionada Eduardo se une a sus hermanos en una manifestación de personas exigiendo cambio. La policía llega y la manifestación rápidamente se convierte en un disturbio. Bodine y su equipo se unen a Candy en el camino al aeropuerto. Todos ellos, excepto Bodine, ya han aceptado trabajos como consultores políticos en otros países. Cuando Bodine se da cuenta de que llevó a un mentiroso al poder, hace que el coche se detenga y se va a unirse a Eduardo.