Nica, de ocho años, se queda huérfana cuando sus padres mueren en un accidente de coche. La llevan al opresivo orfanato Sunnycreek, donde se hace amiga de una niña llamada Adeline. Años más tarde, Nica, ya adolescente, es adoptada por Anna y Norman Milligan. La pareja también adopta a Rigel, un adolescente malhumorado que es el orgullo y la alegría de la directora, Margaret. En su nuevo hogar, Rigel se muestra hostil hacia Nica. Los flashbacks revelan que en Sunnycreek, todos los niños excepto Rigel sufrieron abusos físicos y emocionales por parte de Margaret.

El primer día de colegio, Rigel se pelea con otro alumno. Los alumnos participan en el Día del Jardín, en el que se regalan rosas de forma anónima. Nica recibe una rosa negra, que significa un amor atormentado y obsesivo, y Rigel niega habérsela dado.

Un estudiante llamado Lionel invita a Nica a salir, y Rigel se lía a puñetazos con él. Nica amonesta a Rigel por su comportamiento y éste sufre un ataque, dejándola a su cuidado. Ambos comparten un momento romántico. Un flashback de Sunnycreek revela que en una ocasión, cuando Nica estaba a punto de ser castigada por Margaret, Rigel se cortó la mano para distraerla.

Adeline visita la casa de los Milligan y le dice a Nica que quiere presentar cargos contra Margaret y que necesita el testimonio de Nica. Nica se niega, incapaz de enfrentarse a su propio pasado. Esa noche, Nica y Rigel están a punto de besarse cuando Lionel llama a la puerta. Lionel sospecha que Nica y Rigel sienten algo el uno por el otro y le dice que la gente no aprobaría su relación. Rigel le dice a Nica que está demasiado roto para ella y que se merece un novio normal. También le dice a Ana que rechaza su adopción y abandona la casa.

Durante el baile escolar, Lionel intenta agredir sexualmente a Nica en un aula, pero Rigel interviene. Nica y Rigel se besan y mantienen relaciones sexuales en el aula. A la salida del baile, un furioso Lionel intenta atropellarlos con su coche en un puente, pero ellos escapan saltando al río.

Nica despierta en el hospital; el cuerpo de Rigel ha roto su caída y él está en coma, complicado aún más por los neuromas cerebrales que padece. Ahora está bajo la custodia de Margaret, que ha rechazado la adopción de los Milligan. Margaret culpa a Nica de su coma y dice que la mantendrá alejada de él para siempre. Nica, ahora desafiante, accede finalmente a testificar contra ella.

Después, Nica le dice a Rigel en el hospital que han ganado el caso y que Margaret nunca podrá volver a hacerles daño. Rigel finalmente despierta del coma. En el futuro, Nica y Rigel están felizmente casados y tienen una hija.