Un hombre de negocios sueco llamado Tomas, su esposa noruega Ebba, su hija Vera y su hijo Harry, en edad preescolar, se alojan en un complejo de lujo en los Alpes franceses. En su segundo día, ven una avalancha controlada mientras almuerzan al aire libre en la terraza de un restaurante. La nube de polvo de la avalancha da la impresión de que la nieve está subiendo y va a arrasar a todos los que están en la cubierta. Tomas, que está grabando la avalancha con su teléfono, entra en pánico y echa a correr mientras la cubierta se vacía rápidamente de clientes, dejando a Ebba con sus hijos envueltos en una densa niebla. Los clientes vuelven a sus mesas cuando la niebla se disipa y nadie resulta herido.

Esa noche, cenan con una amiga de Ebba, que ha recogido a un hombre americano. Ebba cuenta la historia de la avalancha en inglés, pero Tomas insiste en que no huyó de la mesa, y en sueco añade que no se puede correr con botas de esquí. Discuten delante de sus avergonzados invitados. Ebba se enfada porque no admite que huyó de la avalancha, abandonándoles. Él, claramente avergonzado, dice que no está de acuerdo con "su versión", lo que enfurece aún más a Ebba.

Ebba decide que le gustaría pasar un día sola esquiando. Toma unas copas con la amiga con la que cenaron la noche anterior, mientras la mujer se despide de otro hombre. Ebba se enfrenta a su amiga por su adulterio y le pregunta si quiere a su marido y a sus hijos. Su amiga dice que le parece bien tener una relación abierta con su marido, y que es feliz si él encuentra una mujer con la que tener buen sexo, como lo tiene con ella. Ebba insiste más y la amiga les aconseja que no discutan y se marcha.

Mats, uno de los viejos amigos de Tomas, se une a ellos en el complejo con su joven novia, Fanny. Se reúnen con Tomas y Ebba para cenar en su suite. Después de cenar y beber mucho vino, Ebba interrumpe la conversación para contar la historia de la avalancha, ante el horror silencioso de Mats y Fanny. Tomas se acurruca con Harry para jugar a un videojuego y escucha a Mats, que insiste en que no somos nosotros mismos en las emergencias, nombrando como ejemplo el desastre de Estonia. Ebba dice que Tomas no admitirá lo que hizo. Tomas regresa y vuelve a insistir en que tiene una perspectiva diferente. Así que Ebba coge el teléfono de Tomas y hace que los cuatro vean el vídeo del incidente. Tomas acepta a regañadientes que las imágenes mostraban a alguien huyendo, pero se calla cuando Mats especula con que Tomas huía para poder volver y desenterrar a su familia más tarde. Mientras Fanny y Mats se marchan, Fanny sugiere que esperaría que Mats reaccionara del mismo modo que Tomas. Mats se ofende y, tras discutir toda la noche, su relación cambia para el resto del viaje.

Tomas y Mats suben al telesilla en silencio. Bajan esquiando por nieve polvo fresca. Mats sugiere a Tomas que pruebe a gritar, y Tomas lo hace, gritando palabrotas a los Alpes. Más tarde, Tomas confiesa a Ebba que se odia a sí mismo, su cobardía, sus trampas en los juegos con sus hijos y su infidelidad. Llora mientras sus hijos dentro se acurrucan y lloran juntos, oyendo discutir a sus padres.

En su último día, la familia asciende en el telesilla en silencio. Ebba está preocupada por la espesa niebla. Tomas dice que él irá primero, luego los niños y después ella. Ebba se pierde en la niebla y Tomas deja a los niños solos para ir a rescatarla. La deja en el suelo, sonriendo.

Mientras la familia y sus amigos abandonan el complejo en autocar por la serpenteante carretera de montaña, Ebba decide que el conductor es un incompetente y exige que la dejen bajar. Se desata el pánico y Mats toma el mando, insistiendo en que las mujeres y los niños bajen primero.

Finalmente, todos bajan del autobús excepto la amiga de Ebba, y el grupo desciende por la carretera a pie. Mats y Fanny caminan separados. Ebba le pide a Mats que lleve a Vera. Un desconocido le ofrece un cigarrillo a Tomas, que al principio lo rechaza, pero luego acepta. Harry pregunta a su padre si fuma -no lo ha hecho en todas las vacaciones- y Tomas responde que sí.