Jill Davies es una ama de casa que vive en un extraño y no nombrado suburbio, donde todos los adultos usan brackets dentales y conducen carritos de golf en lugar de coches. Está casada con Nick, con un hijo de siete años llamado Julian y una hija bebé llamada Madison. Es amiga y rival de Lisa Wetbottom, poniendo a Julian y al hijo de Lisa, Bob, en competencia entre sí. A lo largo de la película, una misteriosa persona que ríe a carcajadas persigue a Jill.

Jill charla con Lisa al margen del partido de fútbol de sus hijos. Discuten brevemente sobre el reciente asesinato de un profesor local de yoga antes de que Lisa elogie a Madison. Por capricho, Jill pregunta si a Lisa le gustaría tener a Madison como su propia hija; Lisa acepta.

Jill y Nick están frustrados con Julian, un joven excéntrico que es malo en los deportes y frecuentemente se orina encima. Después de que Jill y Julian discuten en la fiesta de cumpleaños de Nick, Julian canta "Feliz Cumpleaños" a su padre antes de caer abruptamente de cara en la piscina. Cuando reaparece, se ha convertido en un golden retriever. Jill y Nick siguen enviando a Julian al colegio vestido con ropa humana. Nick se deleita jugando con su "hijo" recién atlético, pero Jill extraña a Julian como solía ser, y su matrimonio comienza a desmoronarse.

Conflictos y decisiones

En el estacionamiento después de la escuela, Jill le pregunta a Lisa si podría recuperar a Madison (ahora llamada Paige). Lisa, herida, se niega a devolverla. Más tarde, en un partido de fútbol, Lisa recoge el balón y lo coloca bajo su vestido, imitando un vientre de embarazada. Sus amigos la felicitan por su embarazo, y eventualmente "da a luz" al balón de fútbol, llamándolo "Twilson" y tratándolo como un tercer hijo.

Después de recibir el aliento de sus amigas mientras juegan a los bolos, Jill le dice a Nick que quiere el divorcio, expulsándolo de la casa. Al regresar un día, encuentra a Julian solo en el patio trasero sin ropa mientras Jill está fuera cortándose el pelo. Horrorizado, Nick se lleva a Julian de Jill, devastándola. Toca el timbre de Lisa y suplica que le devuelva a su hija, pero Lisa se niega enfurecida, diciéndole a Jill que es su culpa que ya no tenga hijos. Jill regresa a casa, solo para encontrarse con su acosadora, una mujer de mediana edad delirante que grita a Jill que salga de su casa.

Desesperación y revelaciones

Maniática y angustiada, Jill conduce su carrito de golf fuera de la ciudad y hacia la autopista, deteniéndose cerca de un pastizal para quitarse los brackets con unos alicates. Llega a la casa donde creció, actualmente ocupada por una mujer soltera con tres hijos. Después de preguntar si puede llevarse a uno de los hijos de la mujer, Jill secuestra a uno y se lo lleva a una cafetería. Allí, ve en las noticias que su acosadora (que también asesinó al profesor de yoga) fue arrestada después de ser descubierta por Lisa.

Al regresar al pueblo al día siguiente, Jill observa a su "hija" secuestrada jugar al fútbol con los demás niños. Se entera de que Lisa había trasladado a su familia a la casa de Jill, con Nick sirviendo como chico de la piscina. Al darse cuenta de que los niños están jugando al fútbol sobre tumbas, Jill se levanta de las gradas y declara que necesita salir. El árbitro la reprende por estar "fuera de juego", y Jill inmediatamente se sienta de nuevo.