Un oficial del ejército danés, Michael (Thomsen), es enviado a la operación de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán durante tres meses. Su primera misión allí es encontrar a un joven técnico de radar que se había separado de su escuadrón unos días antes. Durante la búsqueda, su helicóptero es derribado y él es hecho prisionero de guerra, pero se le da por muerto en combate y se informa a su familia de que ha fallecido. Su esposa Sarah (Nielsen) y su hermano pequeño Jannik (Kaas) lo lloran profundamente, lo que les une aún más. Se besan una vez, pero lo hacen pasar por pena y no continúan la relación.

Mientras tanto, el agente y un joven técnico son encerrados en un almacén, sin comida ni agua. Después de que Michael les enseñe a armar y desarmar un misil antiaéreo, sus captores deciden que el técnico ya no es útil y hacen que Michael lo mate a golpes con una tubería de plomo para salvar su propia vida. Finalmente es rescatado y devuelto a Dinamarca. El sentimiento de culpa le obliga a mentir y a dar falsas esperanzas de que el técnico siga vivo.

Michael se vuelve inestable, cae en una espiral de culpa y rabia y empieza a amenazar y maltratar a su mujer y a destrozar la casa. Finalmente es necesaria la intervención de la policía. Michael reacciona de forma exagerada y apunta a los agentes con una pistola. Tras detener a Michael, Jannik ayuda a Sarah a reparar la casa. Más tarde, Sarah visita a Michael en la cárcel, donde éste se derrumba y finalmente admite la verdad sobre lo que hizo en Afganistán.