Juan, un hombre metódico y rutinario, comienza su día con un desayuno mientras pone en marcha su lavadora. Sin embargo, su rutina se ve interrumpida cuando su coche se niega a arrancar, obligándolo a tomar el autobús para ir al trabajo.

En el autobús, Juan se fija en una mujer. Al llegar a su destino, descubre que ambos se dirigen al mismo penal, pero por diferentes entradas. Juan es un funcionario de prisiones y la mujer, al parecer, va a visitar a alguien. A pesar de la sorpresa inicial, Juan se enfoca en su trabajo y comparte con su compañero Rafael las razones de su retraso.

Problemas Mecánicos

El taller le informa que su coche tiene un problema con el alternador, lo que significa que estará sin él durante varias semanas. Al regresar a casa, Juan se encuentra con Rulo, el perro de su vecino Pascual, y se da cuenta de que su robot aspirador también está fallando. A pesar de estos contratiempos, Juan se mantiene positivo y se adapta a su nueva rutina.

Al día siguiente, Juan vuelve a encontrarse con la mujer del autobús en el penal. A través de observaciones y conversaciones furtivas, descubre que ella es la madre de un joven recluso y que ha estado llevando comida a su hijo, incluida una tortilla de la que Juan se sirve una porción.

Un acercamiento

Una serie de encuentros fortuitos en el autobús lleva a Juan y a la mujer, Berta, a entablar una amistad. A través de conversaciones, Juan descubre que Berta trabaja haciendo arreglos de ropa y que tiene un marido enfermo en casa. A medida que se conocen, Juan se ofrece a ayudarla con pequeñas tareas, como arreglar el mando a distancia de su televisor.

Mientras Juan y Berta se acercan, Juan también observa a Sergio, el hijo de Berta, en la prisión. A través de una serie de cartas, Juan facilita una conexión entre Sergio y una joven reclusa, creando un vínculo inesperado.

Revelaciones y cambios

Sin embargo, la relación entre Juan y Berta toma un giro inesperado cuando Berta descubre que Juan trabaja en la prisión. A pesar de la tensión inicial, ambos se enfrentan a sus sentimientos y se reconcilian en una parada de autobús, demostrando que las conexiones humanas pueden surgir en los lugares más inesperados.