Tras la muerte por asfixia accidental de Ralph Gurney, decimotercer conde de Gurney, Jack Gurney se convierte en el decimocuarto conde de Gurney. Jack, un esquizofrénico paranoico, se cree Jesucristo y escandaliza a su familia y amigos cuando habla de volver al mundo para traerle amor y caridad, por no mencionar su afición a cantar y bailar y a dormir erguido en una cruz. Cuando se enfrenta a hechos desagradables (como su identidad como decimocuarto conde), Jack los mete en su "olla a presión galvanizada" y desaparecen. Su tío sin escrúpulos, Sir Charles, lo casa con su amante, Grace, con la esperanza de tener un heredero e internar a su sobrino en una institución; sin embargo, el plan fracasa cuando Grace se enamora de Jack. Jack consigue otra aliada en la esposa de Sir Charles, Lady Claire, que odia a su marido y se hace amiga de Jack sólo para fastidiarle. También empieza a acostarse con el psiquiatra de Jack, el Dr. Herder, para convencerle de que lo cure rápidamente.

Herder intenta curarle mediante una psicoterapia intensiva, pero es en vano. Jack cree tan firmemente que es el "Dios del Amor" que tacha de locura cualquier sugerencia en sentido contrario. La noche en que su mujer se pone de parto, Herder hace un último esfuerzo por curar a Jack; le presenta a McKyle, un paciente que también se cree Cristo -o, como dice el paciente, "El Mesías de Alto Voltaje"-, quien somete a un Jack inconsciente a una terapia de electroshock. El plan funciona y, cuando Grace da a luz a un niño sano, Jack proclama: "Soy Jack, soy Jack". Su familia cree que ha recuperado la cordura, pero en realidad se cree Jack el Destripador.

Sir Charles manda llamar a un psiquiatra de oficio para que evalúe a Jack, confiando en que su sobrino sea enviado a un manicomio de por vida. Se ve frustrado una vez más cuando el psiquiatra descubre que Jack era un compañero de Old Etonian, establece lazos con él y lo declara cuerdo.

Jack asesina a Lady Claire en un arrebato de ira cuando la anciana intenta seducirle. Inculpa del asesinato a Tucker, el mayordomo comunista de la familia. Sir Charles sufre poco después un ataque de apoplejía y el Dr. Herder sufre una crisis nerviosa al darse cuenta de lo que Jack ha hecho. Jack asume su puesto en la Cámara de los Lores con un encendido discurso a favor de la pena capital y la pena corporal. Sus colegas aplauden a rabiar, completamente inconscientes de que el discurso es el desvarío de un lunático. Vistos a través de sus ojos, sus colegas -que cantan "Onward, Christian Soldiers"- parecen cadáveres putrefactos. Su entusiasmo contrasta con la reacción desfavorable cuando Jack se creyó Cristo. Esa noche, asesina a Grace por expresarle su amor. Su grito aterrorizado es acompañado por el sonido de un bebé que arrulla "Soy Jack, soy Jack", sugiriendo que su hijo -el presunto heredero- ha heredado la locura de Jack.