La historia trata de las tribulaciones de Martin, un fotógrafo ciego. A través de una serie de flashbacks, se muestra a Martin de niño, desconfiando de su propia madre. Ella le describe el jardín que hay frente a la ventana de su habitación. Ella le dice que alguien está rastrillando las hojas, pero él no puede oír el sonido y decide airadamente que ella le está mintiendo.

Esta experiencia de la infancia afecta fuertemente a Martin como adulto, ya que anticipa que las personas videntes se aprovecharán de su ceguera para mentirle, o peor aún, para compadecerse de él. Se ha convertido en una persona resentida y vagamente amargada que se pasa el día tomando algunas fotografías del mundo que le rodea, para que luego varias personas se las describan. Utiliza estas fotografías y las descripciones en braille que les estampa como "prueba" de que el mundo que le rodea es realmente como los demás se lo describen. También se complace en secreto en rebatir los avances románticos de Celia, su ama de llaves. Celia siente un profundo y obsesivo amor por Martin, como demuestran las decenas de fotografías suyas que adornan las paredes de su piso, y descarga su frustración por su amor no correspondido atormentando a Martin con pequeños detalles, como la reorganización de los muebles de su casa. Martin mantiene a Celia cerca porque su amor y odio hacia él significa que sabe que no puede compadecerse de él.

Un día Martin se encuentra con Andy, y se siente complacido por la profundidad y el detalle con que Andy describe sus fotos. Los dos se hacen rápidamente amigos, y Martin pronto llega a confiar implícitamente en él. La celosa Celia se ve amenazada por la creciente presencia de Andy en la vida de Martin. Ella seduce a Andy, y Martin los pilla en el acto, antes de que Andy le mienta a regañadientes al respecto. Celia reconoce esta oportunidad para frustrar a Martin una vez más, y establece una serie de eventos que llevan a Martin a descubrir la deshonestidad de Andy. Martin queda devastado y sumido en una profunda desesperación, y rompe su amistad con Andy. Más tarde, Andy se enfrenta a él y trata de convencerle de que todo el mundo tiene defectos y no debe ser juzgado en términos tan simples. "La gente miente", le dice a Martin, "pero no todo el tiempo. Y esa es la cuestión". Martin no responde, pero se deja llevar por las apasionadas palabras de Andy. Casi al final de la historia, Martin decide despedir a Celia, pero reconoce su propio papel en enemistarse con ella a propósito en su relación de amor-odio. A pesar de su franqueza, ella está muy enfadada porque sus esfuerzos se han echado a perder, y cuando se le pide que devuelva la llave de la casa de Martin, la tira en un fregadero lleno de agua.

Finalmente, Martin le pide a Andy que le describa una última foto, una que ha mantenido guardada durante años. Martin le había dicho previamente a Andy que esa era la primera y más importante foto que había tomado en su vida. Es una foto del jardín de la infancia de Martin, tomada momentos después de que su madre la describiera en aquel fatídico día. Sin embargo, la detallada descripción de Andy incluye al icónico hombre que rastrilla las hojas del que le habló la madre de Martin, y que él había rechazado durante todos estos años. Esta revelación proporciona a Martin su prueba y su liberación emocional.