Final de Llamando a las puertas del cielo

(1997)
Final de Llamando a las puertas del cielo

Título original: Knockin' on Heaven's Door

20/02/1997 (ES)Comedia, Crimen87 min
Dónde ver la película Llamando a las puertas del cielo online

Sinopsis

Dos jóvenes enfermos terminales dedicen vivir con intensidad y alocamiento sus últimos días, saltándose todas las normas. La historia narrada combina de modo singular drama y comedia. Y presenta situaciones muy disparadas, que provocan la risa. Aunque los anhelos más íntimos de los protagonistas se revelan limitados -ver el mar, que uno de ellos no conoce-, el alemán Thomas Jahn logra impregnarlos de entidad dramática. Esta atrevida película ganó el premio a la mejor película en el festival de Sitges de 1997.

Thomas Jahn

Director

Franz Plasa

Compositor

Gero Steffen

Fotógrafo

Til Schweiger

Productor

Thomas Jahn

Autor

Reparto principal

Til Schweiger

Til Schweiger

Jan Josef Liefers

Jan Josef Liefers

Thierry van Werveke

Thierry van Werveke

Moritz Bleibtreu

Moritz Bleibtreu

Huub Stapel

Huub Stapel

Leonard Lansink

Leonard Lansink

Como acaba Llamando a las puertas del cielo

Dos jóvenes -el algo gamberro Martin Brest y el inteligente Rudy Wurlitzer- se enteran de que tienen cáncer.

Una vez que se encuentran en la misma habitación, los hasta entonces desconocidos se compenetran rápidamente. En la conversación, Rudi dice de pasada que no ha visto el mar en toda su vida.

Ambos se dan cuenta de que no tiene sentido seguir en el hospital: todos los tratamientos médicos sólo les mantendrán con vida un tiempo. Tras beberse una botella de tequila, que aparece de la nada en una de sus taquillas, Martin y Rudi se dan cuenta de repente de que no quieren morir en la sala del hospital. Así que espontáneamente los jóvenes tienen la idea de escapar del hospital e ir al mar.

Dicho y hecho. Roban un Mercedes de un aparcamiento, atracan un banco y empiezan a esconderse de la policía. Pronto descubren que hay más dinero en el maletero del Mercedes robado, y mucho... Al final, tienen que esconderse de un grupo criminal local.

Y así comienza su viaje hacia el mar, lleno de aventuras y peligros. Hacia el final, Martin y Rudy se hacen muy amigos. Una vez más, tras escapar de la persecución y alojarse en un pequeño hotel, de repente se dan cuenta de que se les acaba el tiempo. En ese momento Martin comparte con su camarada su sueño de regalar a su madre, gran admiradora de Elvis, un Cadillac rosa, el mismo que el legendario músico regaló a su madre... Y un poco más tarde descubre que, como Rudy, él tampoco ha estado nunca en el mar.

Pronto caen en manos de delincuentes. El cabecilla, al enterarse de por qué los muchachos le han robado el dinero, de repente siente simpatía y respeto por ellos. Les deja marchar y los amigos, tras regalar a la madre de Martin un Cadillac a lo Elvis, prosiguen su viaje hacia el mar...

Explicación del final de Llamando a las puertas del cielo


La explicación del final es de lo más sencilla. En la escena final, Martin y Rudy consiguen llegar al mar. Caminan silenciosos y pensativos por la orilla, se dan una botella de tequila y parecen estar completamente en paz.

Cuando se detiene, Martin termina su cigarrillo y de repente se desploma de lado. Rudi se sienta a su lado y sigue mirando al mar. Después de los créditos, el espectador ve otra puesta en escena en la que se revela que, antes de dirigirse al mar, Martin y Rudy han repartido al azar el dinero que robaron a los delincuentes. Uno de los personajes secundarios llama irónicamente ángeles a ambos.

El sentido del final de Llamando a las puertas del cielo también es bastante sencillo: el sueño de los amigos se hace realidad. Ambos han visto el mar, que ha significado para ellos mucho más de lo que parece a primera vista.

El significado de la película


Llamando a las puertas del cielo es una película que muchos vieron por primera vez cuando eran niños o adolescentes. A lo largo de los años, la apreciada película se ha visto rodeada de diferentes interpretaciones.

La mayoría de los espectadores, al intentar desentrañar el significado oculto de la película de Ian, suponen que no se trata sólo de cumplir un sueño. Ven el viaje semicriminal de los personajes al mar como una metáfora.

La clave de todos los acontecimientos de Llamando a las puertas del cielo, según ellos, reside en el hecho de que Rudy y Martin murieron en el hospital y la historia trata de ascender al cielo.

Es decir, al principio de la película, los protagonistas están en el purgatorio: al fin y al cabo, eran jóvenes perfectamente normales y corrientes, sin pecados graves a sus espaldas, pero ninguno de ellos hizo tampoco ninguna buena acción. Y por eso deben purificarse. Es decir, ganarse el cielo, llegar al cielo.

¿Por qué van Rudy y Martin al mar? La cuestión es que Martin lo asocia con el sentido del comienzo de la vida. Es consciente de que le quedan pocos días de vida. Pero es allí donde espera encontrar respuestas a la pregunta que le atormenta: ¿hay vida después de la muerte? Él, un hombre que ha aceptado y comprendido que la vida ya ha terminado, quiere creer que no ha hecho más que empezar.

En una conversación con Rudy Martin, éste sugiere que en el cielo sólo se habla del mar. El espectador aún no es consciente del hecho de que él mismo nunca ha estado allí y no tiene ni idea de lo que se trata. Su vida, en la que no ha habido mar, llega a su fin. Al borde de la muerte, temeroso de lo que le espera, Martin se pregunta por el cielo y el infierno. ¿Hay algo en su vida que incline la balanza hacia el cielo? Pensando en su corta vida, de repente se da cuenta de que no ha hecho ni visto nada bueno. Así que se programa para identificar el mar con el paraíso y se dirige a él, para estar condicionalmente en el paraíso.

Seguro de que al final de su vida terrenal irá al infierno, Martin se absuelve de toda responsabilidad en su camino hacia la contemplación del paraíso. Es decir, cree que ahora puede hacer lo que quiera por el camino, sin miedo a recibir un castigo peor que el que ya le espera.

A diferencia de Martin, que se ha hecho a la idea de lo que le espera, Rudy tiene miedo al principio, miedo de morir en primer lugar. A diferencia de su amigo, no está seguro de que se vaya al infierno; al fin y al cabo, ha intentado vivir bien. Al principio, Rudi tiene miedo de emprender un viaje con Martin, porque no quiere arruinarlo todo antes de morir, es decir, perder los puntos que ha ganado para ir al cielo. ¿Y si no hay cielo...?

Tras hablar con Martin, Rudy se encuentra ante un dilema: si el paraíso existe, puede que no entre en él, fastidiándolo todo en el último momento por cumplir un deseo. Y si el paraíso no existe, podría estar en la cama de un hospital, malgastando los días que le corresponden. Ambas opciones son malas, y Martin lo señala con la frase "El miedo es tonto". Su significado en este contexto significa que todavía hay que elegir una de las opciones: es tan inevitable como la muerte. Entonces, ¿por qué no elegir la más agradable?

Rudi acepta el viaje, durante el cual ocurre algo sorprendente. Mientras que al principio va allí por sí mismo y piensa que Martin también lo hace todo por él, al final se da cuenta de que su amigo le ha metido en una peligrosa aventura por su propio bien.

Confiado al principio en el altruismo de Martin, Rudy cambia. En una escena, para salvar la vida de su amigo, coge una pistola, renunciando así conscientemente a todos los puntos que ha "ganado" durante su vida para llegar al cielo. Es decir, renuncia al paraíso por Martin.

En ese momento, los jóvenes cambian de lugar. Ahora Rudy está llevando a Martin al mar, no al revés. Tras resignarse a que no irá al paraíso, Rudy quiere que su amigo vea ese mismo "paraíso" en forma de mar antes de morir.

Al final de la película, Rudy se queda sentado junto al Martin muerto. Se desconoce el destino (póstumo) de Brest. Rudy Wurlitzer, en cambio, probablemente irá al cielo por lo que hizo. Porque se lo merecía.

Según los cineastas, que están inequívocamente convencidos de la existencia de una vida después de la muerte, el caso del gran dinero que Martin y Rudy roban a los delincuentes es, como el mar, una metáfora. Todos tenemos uno. No se nos suele ocurrir mirar en el maletero del coche en el que vamos al mar...