Seis niños son identificados por un equipo de investigadores de la UNESCO que estudia el desarrollo infantil. Los niños tienen poderes extraordinarios de intelecto y todos son capaces de completar un rompecabezas difícil de ladrillos en exactamente el mismo tiempo.

El psicólogo británico Tom Lewellyn (interpretado por Ian Hendry) y el genetista David Neville (interpretado por Alan Badel) están interesados en Paul, un niño de Londres cuya madre, Diana (interpretada por Sheila Allen), claramente odia al niño y insiste en que nunca fue tocada por un hombre. Inicialmente, esto se descarta como histeria y se insinúa que tiene una moral "poco firme". Pero después de un tiempo, los dos hombres se dan cuenta de que los seis niños nacieron sin padres y también son capaces de telepatía.

Los niños, de varios países: China, India, Nigeria, la Unión Soviética, Estados Unidos y Reino Unido, son llevados a Londres para un estudio colectivo sobre su inteligencia avanzada; sin embargo, los niños escapan de sus embajadas y se reúnen en una iglesia abandonada en Southwark, Londres. Ocasionalmente toman control mental de la tía de Paul (Ferris) para ayudarles a sobrevivir en la iglesia en ruinas. Mientras tanto, el Ejército y los Servicios de Inteligencia debaten si destruirlos o no. Los niños han demostrado capacidad de telequinesis y construyen una máquina compleja que utiliza ondas sonoras como arma defensiva, matando a varios funcionarios gubernamentales y soldados. Sin embargo, el Ejército se da cuenta de que solo se defienden cuando son atacados. Después de que el psicólogo Tom Lewellyn hace una súplica apasionada pidiendo al grupo que regrese a sus respectivas embajadas, los niños obedecen y asesinan a oficiales de la embajada y militares antes de regresar a la iglesia.

Lewellyn insta al gobierno a tratar a los niños con justicia; sin embargo, su equipo de científicos observa la diferencia entre una célula sanguínea humana ordinaria y las células de uno de los niños, lo que indica que los niños son no humanos y están destinados a convertirse en una amenaza para la especie humana.

Cuando las autoridades intentan tomar control de los niños, estos se ven obligados a protegerse a sí mismos. A medida que la situación escala hacia un enfrentamiento final entre el Ejército y los niños, uno de los científicos postula que el juicio de que los niños son alienígenas fue incorrecto, y que las células de los niños son de hecho humanas, avanzadas un millón de años. Mientras tanto, los niños también insinúan que han llegado a la decisión de que su presencia es incompatible con la de los humanos comparativamente primitivos que los rodean, y por lo tanto tienen la intención de bajar sus defensas y sacrificarse a sí mismos. El comandante militar reconoce que se ha cometido un error y aborta la orden de ataque; sin embargo, la orden se desencadena accidentalmente por un destornillador, una de las herramientas más simples de los humanos. La iglesia es destruida y los niños son asesinados.