Después de ser despedido de su trabajo en un museo, el ex guardia de seguridad Sam Baily regresa al lugar con una escopeta y dinamita y toma como rehenes a su antigua jefa, la Sra. Banks, y a varios niños (que estaban en el museo en una excursión escolar). El periodista de televisión local Max Brackett está en el museo usando el baño después de una entrevista con el curador sobre problemas financieros. Se involucra directamente en la situación de rehenes, actuando como intermediario de Baily con el mundo exterior y la policía.

Baily accidentalmente dispara a un amigo suyo, Cliff, quien todavía trabaja allí como guardia de seguridad, enviándolo al hospital. Más tarde, vuelve a disparar el arma, asustando a los niños y volviéndose cada vez más inestable mientras toma pastillas de cafeína para mantenerse despierto. Junto con la joven becaria Laurie, entre el creciente circo mediático afuera, Brackett informa la historia desde adentro exclusivamente en televisión, reviviendo su carrera. Al tener libertad para entrar y salir, negocia con una cadena nacional y su destacado presentador de noticias, Kevin Hollander, con quien Brackett tiene una historia conflictiva.

Baily quiere que la policía lo deje volver a casa con su esposa e hijos, negándose a aceptar que irá a la cárcel. Por otro lado, Brackett hace un trato en lugar de dejar que Hollander se quede con la historia, lo que lleva a Hollander a acusar públicamente a Brackett de prolongar la crisis y poner en peligro a los niños. Luego, Laurie traiciona a Brackett, demostrando que, al igual que él, está dispuesta a hacer lo que sea necesario para avanzar en su carrera.

Cuando su amigo Cliff muere, Baily comienza a darse cuenta de que lo ha perdido todo. Baily y Brackett permiten que la situación empeore hasta que la policía finalmente se cansa, emitiendo un ultimátum de cinco minutos a Baily para la liberación de los rehenes. Baily deja ir a los niños y a la Sra. Banks. También envía a Brackett para intentar convencer a la policía de que bajen sus armas para que él pueda escoltar personalmente a Baily. Pero en lugar de enfrentarse a la prisión y a su esposa, Baily cierra las puertas del museo dejando a Brackett afuera intentando que la policía escuche.

Brackett intenta que Baily salga, pero él lo ignora. Brackett desconoce que Baily ha decidido activar sus explosivos, suicidándose. La explosión lanza a Brackett al suelo y al estacionamiento, enviando escombros por todas partes. Mientras los reporteros rodean a Brackett para preguntarle sobre Baily, lo único que puede decir es: "Lo matamos", refiriéndose a cómo los medios manejaron la situación.