Un diseñador de videojuegos, Julián, crea un monstruo con herramientas de realidad virtual y lo presenta en una productora. Un día, escucha a un niño pidiendo ayuda y lo rescata de un incendio en su casa. El niño se llama Cristian y le gusta el piano. Su madre llega y le cuenta que la casa es de su madre y estaba vacía durante 15 años.

Julián, el diseñador, luego sufre un ataque de pánico y le recetan ansiolíticos. Intenta tener relaciones sin éxito y escucha al niño tocando el piano en su casa. Se pone cascos para evitarlo y asiste a otra presentación en la productora, tomando ansiolíticos debido al estrés.

Durante una comida en un restaurante chino, Julian observa la llegada de su vecina acompañada por el niño. La escena capta su interés lo suficiente como para dibujarla en su cuaderno. Una vez en casa, se dedica a crear una nueva figura, esta vez opta por una representación humana basada en los rasgos de Cristian, al que decide llamar Krstn. Se involucra en este proyecto hasta el amanecer.

En una instancia de interacción virtual, utiliza gafas de realidad virtual para "acariciar" la figura del niño que ha creado y t0carse.

Posteriormente, asiste a una fiesta sorpresa para Sandra, su compañera. Planea marcharse pronto, excusándose con el cansancio acumulado por trabajar de noche. Sin embargo, su intención de partida se ve frustrada por la llegada de Diana, amiga de Sandra, quien trae una película como obsequio. Sandra pide a Diana que persuada a Julián de quedarse, lo cual Diana logra con éxito.

Durante la fiesta, observa a Sandra y Diana bailando con entusiasmo. Diana comparte su interés por un videojuego antiguo y le pregunta sobre su trabajo como modelador de criaturas, expresando dudas sobre su habilidad para modelar personas. Se describe a sí misma como estudiante de Historia del Arte y aficionada al cine y las series, aunque su principal interés es vivir la vida. Diana lo invita a bailar, pero él prefiere permanecer como espectador.

Al día siguiente, Julián saca un pendrive del cajón con su creación, lo conecta al ordenador y usa nuevamente sus gafas de realidad virtual.

Asiste a la Filmoteca, motivado por una conversación escuchada en la fiesta, y tras el evento sigue a Diana, aunque la pierde de vista. Diana reaparece, invitándolo a un bar donde se encuentra con un amigo, Elías, quien expresa su desaprobación hacia videojuegos violentos. En otro encuentro en la productora, Diana se ofrece a llevar a Julián a casa por petición de Sandra.

Durante el viaje, se aborda el tema de las relaciones personales, con Diana expresando incertidumbre sobre su relación con Elías y Julián compartiendo que nunca ha tenido novia. Tras una llamada urgente sobre su padre, Diana no puede continuar el viaje y propone una visita al Museo del Prado al día siguiente.

Finalmente, en su casa, Julián decide eliminar todo rastro de su creación Krstn y el dibujo de Cristian.

Al día siguiente, cumplen con su plan de visitar el Museo del Prado, donde se sienten particularmente atraídos por el cuadro de "Saturno devorando a su hijo", y Diana menciona que es su primera vez en la sala de las pinturas negras. Diana comparte que su padre sufrió un ictus hace dos años y que ella se encarga de su cuidado. A su vez, él revela que su madre falleció cuando era pequeño y que no tiene mucha comunicación con su padre.

Diana le propone tomar algo, explicando que ha organizado que la cuidadora de su padre se quede con él esa noche. Durante su encuentro, le muestra su libreta de diseños, donde ella observa una melancolía en los monstruos dibujados. Después, deciden ir a bailar a una discoteca, donde se encuentran con Elías y sus amigos. Al presenciar una discusión entre Diana y Elías, Julián se mantiene al margen, y después de que Elías se marcha, Diana decide bailar con Julián, durante lo cual se lesiona el pie, siendo Julián quien le presta asistencia.

Al despedirse, Julián expresa su deseo de volver a verse. Posteriormente, él considera mudarse y visita un piso. Recibe una llamada de Diana, quien no puede salir porque debe cuidar de su padre, por lo que Julián se ofrece a llevar comida japonesa a su casa. Allí, observa cómo Diana cuida de su padre con amor.

Durante la cena, Diana interroga a Julián sobre su motivo para mudarse lejos de su actual residencia. Él explica que la nueva ubicación está más cerca de su oficina, lo cual facilita su interacción con Sandra y otros compañeros, y añade su deseo de cambiar de ambiente tras muchos años en el mismo barrio.

La conversación se desvía hacia el Parque de Atracciones, tema sobre el cual Julián expresa su aversión debido a una experiencia desilusionante que le hizo sentirse adulto de repente. Diana comparte su propio momento de madurez, relacionado con el descubrimiento accidental de una película para adultos escondida por su padre, lo cual inicialmente confundió con una película de ciencia ficción.

Con la mudanza en curso, la vecina de Julián le menciona que Cristian, el niño vecino, quería hacer un recital para él, a lo cual Julián responde que asistirá otro día. Al encontrarse con Cristian, Julián opta por ignorarlo, distrayéndose con las cajas que lleva.

Diana propone un viaje a Barcelona, a lo que Julián responde con desinterés por viajar. Ella narra la historia de su familia, explicando que se quedó en Madrid terminando su carrera cuando sus padres se separaron, y cómo la enfermedad de su padre la llevó a mudarse a Madrid para cuidarlo. Aunque inicialmente pensaba que sería temporal, terminó sintiéndose conforme con su vida en Madrid.

Una noche, Diana visita a Julián tras una discusión con Elías, motivada por celos debido a un malentendido sobre sus planes. Optan por jugar a un videojuego y Julián invita a Diana a pasar la noche, ofreciendo su cama mientras él duerme en el sofá. Sin embargo, incapaz de dormir, Julián se une a Diana en la cama a su invitación, pero su intimidad es interrumpida por la noticia del fallecimiento del padre de Diana.

Afligida por no haber estado presente en los últimos momentos de su padre, Diana recibe consuelo de Julián. Tras un momento de reflexión, decide no regresar a su casa en Madrid, deseando evitar el entorno familiar y la tarea de ordenar las pertenencias de su padre. Expresa el deseo de visitar el pueblo natal de su padre, lo cual hacen, encontrando la casa familiar conservada como la dejó su padre.

Posteriormente, en un hotel de playa, Diana intenta consolar a Julián durante un ataque de ansiedad, enseñándole técnicas de respiración que lo ayudan a calmarse. Julián comparte su miedo a morir, a lo que Diana responde con palabras de consuelo. Ambos solicitan mutuamente la compañía del otro, encontrando consuelo y calma en su cercanía, y finalmente se duermen juntos.

Julián es convocado a una reunión urgente en KoboGames, donde, en lugar de discutir futuros proyectos, se enfrenta a cuestionamientos sobre un proyecto personal encontrado en su equipo de trabajo. La empresa, enfatizando que todo lo producido en sus equipos es monitoreado y almacenado, le informa que no pueden permitir la creación de material no relacionado con los proyectos de la empresa. Como resultado, se decide que el equipo de seguridad recogerá el equipo de Julián en su casa.

Al intentar comunicarse con Diana, solo recibe una invitación para visitarla. Sin embargo, su encuentro se torna tenso cuando Diana revela que ha visto la imagen controvertida del niño y, emocionalmente afectada, le dice a Julián que no puede estar con él debido a su repulsión hacia la imagen y lo que representa. A pesar de las súplicas de Julián, Diana insiste en que se vaya, dejándolo devastado y llorando en la escalera.

Julián visita su antigua casa, donde Cristian le informa que su madre no está en casa y que prefiere no dejar subir a nadie en su ausencia. Sin embargo, Julián persuade al niño para que le permita subir, argumentando que quería despedirse y que su madre había mencionado un recital preparado por Cristian. Una vez arriba, Julián expresa su aprecio por la música de Cristian y comparte un momento de vulnerabilidad al recordar un incendio. Revela a Cristian que tener pocos amigos no es negativo, siempre que exista confianza y la capacidad de compartir secretos.

Julián procede a preparar bebidas para ambos, agregando secretamente una sustancia en la de Cristian. Antes de marcharse, y con el pretexto de evitar problemas con la madre de Cristian por la visita no autorizada, le pide al niño que guarde el secreto de su visita y le solicita que toque el piano para él. Poco después, Cristian, afectado por la sustancia, comienza a tocar desafinadamente hasta que se duerme, momento en el que Julián lo lleva a la cama.

En la habitación de Cristian, Julián observa un dibujo que el niño hizo de un tigre con su cara, lo que le recuerda una conversación sobre el deseo infantil de Cristian de ser un tigre y la creencia de que los tigres temen a las caras.

Tras este momento, Julián toma la decisión de saltar por la ventana.

Julián se encuentra hospitalizado en el San Gabriel tras sufrir una caída que le provocó múltiples traumatismos, incluyendo una lesión medular irreversible en la columna vertebral, lo que resulta en la pérdida de sensibilidad en sus extremidades. Durante su recuperación, que ha requerido varias operaciones en la columna y el cerebro, es visitado por la jefa de cirugía, quien le advierte sobre la posible confusión causada por los analgésicos. Descubre que Diana ha estado con él durante su convalecencia, quien se acomoda de manera que pueda verla sin espejos.

Diana, en medio de la pandemia y cargada de provisiones, incluidos pañales, cuida de Julián en la habitación que antes pertenecía a su padre. Le lleva la comida y le comenta sobre una interacción virtual con Sandra, quien le envía recuerdos y recomienda una película de terror para ver juntos esa noche. Finalmente, Diana se acuesta junto a él, apoyando su cabeza en su pecho.