En Marshalltown, Nueva Escocia, Maud Dowley es una mujer que vive con su tía Ida y su hermano Charles en la década de 1930. Padece de artritis severa y se sorprende al descubrir que Charles ha vendido la casa familiar, que sus padres le habían dejado. Mientras tanto, Ida la reprende por visitar el club nocturno local. Maud había quedado embarazada y dio a luz, pero Charles e Ida le dijeron que el niño estaba deformado y murió.

En una tienda, Maud ve al pescadero Everett Lewis, un hombre rudo y poco elocuente, colocar un anuncio buscando una mujer de limpieza. Maud responde al llamado y acepta el puesto a cambio de alojamiento y comida. La casa de Everett es muy pequeña, y se sabe que ambos comparten una cama. Esto causa escándalo en el pueblo, con rumores de que Maud ofrece servicios sexuales. Mientras intenta limpiar la cabaña, Maud pinta un estante. Comienza a pintar flores y pájaros en las paredes para mejorar estéticamente el lugar. Conoce a Sandra, una cliente de Everett de Nueva York, quien se siente intrigada por las pinturas de Maud y compra tarjetas que Maud ha decorado. Más tarde, Sandra encarga a Maud una pintura más grande por cinco dólares.

Reconocimiento y matrimonio

Maud persuade a Everett para que se case con ella. Sus pinturas reciben más exposición y cobertura en los periódicos, y comienza a venderlas desde su casa. El vicepresidente de EE.UU., Richard Nixon, contacta a los Lewis para comprar una. Después de que la pareja aparece en las noticias de televisión, Everett se siente perturbado porque los espectadores locales lo ven como alguien frío y cruel. Ida, cada vez más enferma, también vio la cobertura, y Maud quiere verla antes de que su tía muera.

Ida le dice a Maud que es la única Dowley que encontró la felicidad y confiesa que la bebé de Maud no murió. Creyendo que Maud nunca podría cuidar de un niño, Charles dio en adopción al bebé a una familia a cambio de dinero. Maud está devastada, y Everett se convence de que su relación solo le ha traído angustia emocional. La pareja se separa.

Reconciliación y desenlace

Después de reconciliarse con Everett, él lleva a Maud a la casa de la familia adoptiva, donde desde la distancia, Maud ve a su hija ya adulta por primera vez. Sin embargo, el estado físico de Maud está deteriorándose, y muere en el hospital, diciéndole a Everett que fue amada.