Los Estudios Ginei, un prestigioso pero arruinado estudio cinematográfico, quiebran. El entrevistador de televisión Genya Tachibana y su cámara Kyoji Ida preparan una entrevista retrospectiva con Chiyoko Fujiwara, la estrella más conocida del estudio, que treinta años antes se retiró de la actuación y se convirtió en una reclusa. Cuando se encuentran, Tachibana le da a Chiyoko una llave que cree que perdió en el estudio, lo que la lleva a reflexionar sobre su vida.

Al comenzar Chiyoko, la película se convierte en una historia surrealista dentro de otra historia en la que los acontecimientos de la vida de Chiyoko se entrelazan con escenas de películas en las que ha aparecido, mientras Tachibana e Ida aparecen en ellas como documentalistas. Cuando era adolescente, un artista y disidente político que se oponía a la guerra chino-japonesa le dio la llave. Le ayudó a escapar de las autoridades y, tras su marcha, decidió convertirse en actriz de cine con la esperanza de que él la reconociera y la encontrara. Su búsqueda continúa durante décadas y Chiyoko se hace famosa, actuando en películas que van del jidaigeki al kaiju. A pesar de no tener noticias del misterioso artista, nunca pierde la esperanza.

Chiyoko pierde la llave un día durante el rodaje y renuncia a casarse con Junichi Ōtaki, un director del estudio. Años más tarde, Chiyoko encuentra la llave escondida en su casa y se enfrenta a su marido por ello; la antigua actriz protagonista, Eiko Shimao, revela que la robó por celos y se la dio a Junichi. Un día, el ex policía militar que había estado persiguiendo al artista acude a Chiyoko para expiar sus pecados durante la guerra, y le entrega una carta del artista. Le cuenta a Tachibana, que entonces trabajaba como ayudante en el estudio, que el artista fue torturado y asesinado tras su detención. Aunque no recibe esta información, Chiyoko abandona su búsqueda del artista, aceptando que ya no es la chica que el artista conoció una vez.

En el presente, durante la entrevista se produce un terremoto que afecta a la frágil salud de Chiyoko. En su lecho de muerte en el hospital, Chiyoko reflexiona sobre su vida y le dice a Tachibana que, a pesar de no haber vuelto a ver al hombre, se dio cuenta de que lo que más amaba era buscarlo.

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