El rey promete a su reina moribunda que, tras su muerte, sólo se casará con una mujer tan bella y virtuosa como ella. Presionado por sus consejeros para que vuelva a casarse y tenga un heredero, llega a la conclusión de que la única forma de cumplir su promesa es casarse con su propia hija, la princesa. Siguiendo el consejo de su madrina, el hada lila, la princesa exige una serie de regalos nupciales aparentemente imposibles con la esperanza de que su padre se vea obligado a renunciar a sus planes de matrimonio. Sin embargo, el rey consigue proporcionarle vestidos del color del tiempo, de la luna y del sol y, finalmente, la piel de un burro mágico que excreta joyas, fuente de la riqueza de su reino. Poniéndose la piel de burro, la princesa huye del reino de su padre para evitar el matrimonio incestuoso.

Bajo la apariencia de «Piel de Asno», la princesa encuentra empleo como cuidadora de cerdos en un reino vecino. El príncipe de este reino la espía en su cabaña del bosque y se enamora de ella. Enamorado, se retira a su lecho de enfermo y pide a Piel de Asno que le prepare un pastel para recuperar la salud. En la tarta, encuentra un anillo que la princesa ha colocado allí, y así está seguro de que su amor por ella es correspondido. Declara que se casará con la mujer cuyo dedo encaje en el anillo.

Todas las mujeres en edad de casarse se reúnen en el castillo del príncipe y se prueban el anillo una a una, por orden de estatus social. La última en llegar es la humilde Piel de Asno, que resulta ser la princesa cuando el anillo se ajusta a su dedo. En la boda del príncipe y la princesa, el hada lila y el rey llegan en helicóptero y declaran que van a casarse.