Freddie, de 25 años, nacida en Corea del Sur y adoptada por padres franceses, llega a Seúl "por accidente" tras la cancelación de su vuelo a Tokio. Freddie entabla amistad con Tena, la recepcionista de su hotel, y se acuesta con un hombre que conoce en el restaurante de Tena. Tena y un amigo suyo recomiendan a Freddie que se ponga en contacto con el Centro de Adopciones Hammond para encontrar a sus padres biológicos.

Aunque al principio Freddie insiste en que no está en Corea para encontrar a sus padres, acude a Hammond, que le dice que puede hacer que Hammond envíe telegramas a sus padres y, si éstos desean verla, pueden responder. Sin embargo, si los padres le piden a Hammond que no vuelva a ponerse en contacto con ellos, Hammond debe acatar esta petición. Freddie les pide que envíen el telegrama, y su padre responde. Freddie viaja con Tena para visitar a su padre, y Tena hace de traductora entre ambos.

Al principio, Freddie se siente incómoda, pero acepta pasar tres noches con la familia de su padre biológico. Al cabo de los tres días, Freddie se marcha y se siente frustrada por las repetidas llamadas y mensajes de su padre, que le insiste en lo mucho que lamenta haberla dado en adopción. Va a un bar con Tena y el hombre con el que se acostó en su primera noche en Seúl, y hace que Tena se sienta incómoda con su cruel rechazo de sus sentimientos hacia ella. Cuando se marchan, intenta besar a Tena, que la rechaza diciéndole a Freddie que es "una persona muy triste".

Freddie intenta volver a su hotel con el DJ del bar, pero se encuentra con su padre borracho, que la amonesta y le pregunta por qué no le devuelve las llamadas ni los mensajes. Tena también aparece, pero Freddie les grita y se marcha.

Dos años después, Freddie vive en Seúl. Tiene una cita con André, un traficante de armas, que le dice que sería buena en su industria. Freddie le cuenta que es su cumpleaños y que todos los años, el día de su cumpleaños, se pregunta si su madre pensó en ella ese día. En una fiesta de cumpleaños organizada para ella, revela a un compañero de trabajo que también es adoptado que ha enviado varios telegramas de seguimiento a su madre, quien finalmente respondió que no quería verla, lo que significa que Freddie no podrá volver a ponerse en contacto con ella. Se revela que el padre de Freddie aún le envía correos electrónicos, pero ella los ignora en gran medida. Freddie le dice a su compañera de trabajo que se ponga en contacto con Hammond, pero ésta le dice que lo ha retrasado para conocer antes la cultura y el idioma coreanos.

Cinco años después, Freddie habla un coreano chapurreado y trabaja con André vendiendo misiles. En un viaje de negocios a Corea, va con su novio francés, Maxime, a ver a su padre. Su padre le toca al piano una melodía que él mismo compuso e interpretó, y Freddie se sorprende de lo conmovedora que le resulta. Se enfada con Maxime cuando le dice a su padre que el destino de Freddie es ayudar a defender Corea del Sur de Corea del Norte y, tras la cena, rompe con él y se despierta a la mañana siguiente en la calle.

Freddie vuelve a ponerse en contacto con Hammond y, aunque se suponía que no debían contactar más con su madre, ésta responde y dice que quiere conocer a Freddie. Se reúnen en un centro de Hammond y Freddie rompe a llorar mientras su madre la abraza. Su madre le da a Freddie su dirección de correo electrónico para que puedan seguir en contacto.

Un año después, en el cumpleaños de Freddie, ella está de mochilera y acaba en un hotel. Escribe un correo electrónico a su madre disculpándose por no haberle contestado antes y le dice que cree que es feliz. Sin embargo, el correo electrónico vuelve a ella, diciendo que la dirección de correo electrónico que su madre le dio no existe. Freddie va al vestíbulo del hotel y ve un piano con partituras. Se sienta e intenta leer la música a primera vista. Aunque al principio tropieza con las notas, finalmente se transforma en una hermosa melodía.