Final de Seda

(2007)
Final de Seda

Título original: Silk

14/09/2007 (ES)Drama, Romance110 min
Dónde ver la película Seda online

Sinopsis

Basada en una popular novela de Alessandro Baricco. Hervé Joncour (Michael Pitt), un mercader francés del siglo XIX que se dedica al comercio de la seda, está casado con Helene (Keira Knightley). En uno de sus viajes al Japón mantiene un romance clandestino y prohibido con una misteriosa y sensual mujer.

François Girard

Director

Ryuichi Sakamoto

Compositor

Alain Dostie

Fotógrafo

Niv Fichman

Productor

Reparto principal

Keira Knightley

Keira Knightley

Michael Pitt

Michael Pitt

Alfred Molina

Alfred Molina

Koji Yakusho

Koji Yakusho

Sei Ashina

Sei Ashina

Miki Nakatani

Miki Nakatani

Como acaba Seda

La película de época del siglo XIX del director canadiense Francois Girard, visualmente exuberante pero lenta, fue una historia de amor no correspondido, lujuria y traición. El tono de la película fue establecido por su apertura: una escena sensual de una mujer japonesa bañándose en un baño caliente y lleno de vapor al aire libre rodeada de nieve (mostrada de manera más reveladora más adelante en la película).

La película entera, un flashback, fue narrada por el afligido viudo Herve Joncour (Michael Pitt), un joven comerciante de seda en la Francia de 1862, a su joven jardinero Ludovic (Mark Rendall). Él contó la "verdadera historia" de su vida, la historia de la película, sobre:

Helene (Keira Knightley), la esposa de Herve, agraviada y sufridora, sin hijos.

Viajes a Japón y pasión


Después de un segundo arduo viaje a una remota aldea japonesa para comprar huevos de gusanos de seda sanos y no contaminados, volvió a ver a la fascinante amante (Sei Ashina) del señor de la guerra japonés local Hara Jubei (Koji Yakusho), quien había preparado té para él de manera elaborada y elegante durante su primera visita. Esta vez ella lo bañó, le deslizó una nota escrita en japonés y ofreció una segunda concubina-sirvienta para una noche de pasión adúltera y sin palabras. A la mañana siguiente, tuvo un breve vistazo de ella bañándose desnuda en las aguas termales al aire libre y sumergiéndose bajo el agua, pero nunca la volvió a ver.

A su regreso a la sufrida, amorosa y comprensiva Helene, se prometió culpablemente: "Quería contarle todo", pero nunca lo hizo ("y me destrozó"). Su vida se obsesionó con regresar a Japón otra vez, especialmente después de haber traducido la nota por la dueña del burdel de Lyon, Madame Blanche (Miki Nakatani): "Vuelve, o moriré". Su tercer viaje fue empañado por el caos político en Japón y la muerte de los gusanos de seda que había comprado.

Carta misteriosa y revelación


Más tarde, ese invierno después de haber regresado a casa, Herve recibió una larga carta en japonés, nuevamente traducida por Madame Blanche para él. La carta, en parte, le decía que nunca volvería a ver a la misteriosa mujer japonesa:

...No nos veremos de nuevo. Lo que debíamos hacer, lo hemos hecho. Créeme, mi amor, lo hemos hecho para siempre. Preserva tu vida fuera de mi alcance, y si sirve a tu felicidad, no dudes ni un momento en olvidar a esta mujer, que ahora dice, sin rastro de arrepentimiento, adiós.

Madame dejó una pequeña flor azul en la carta, similar a un ramo de flores dejado por ella en la tumba de Helene (Helene se debilitó y murió en 1875). Rastreó a la Madame en París, quien reveló en el giro de la película que fue Helene quien escribió la larga carta y la hizo copiar en caracteres japoneses. Según la Madame, después de que Helene hubiera leído inolvidablemente la carta en voz alta, "...más que nada, quería ser esa mujer". Herve respondió: "Ella era esa mujer".

Conclusión y voz profética


La película concluyó con la voz en off de Helene, leyendo la mayor parte del contenido de la carta; había declarado proféticamente que ella y su esposo siempre estarían juntos, incluso después de que ella muriera:

...No nos veremos de nuevo. Lo que debíamos hacer, lo hemos hecho. Créeme, mi amor, lo hemos hecho para siempre. Preserva tu vida fuera de mi alcance, y si sirve a tu felicidad, no dudes ni un momento en olvidar a esta mujer, que ahora dice, sin rastro de arrepentimiento, adiós.