El Dr. Frank Sangster es un dentista con una vida bastante agradable pero bastante inocua, ordinaria y sin incidentes. Su vida da un giro interesante cuando una bella y seductora nueva paciente, Susan Ivey, acude a él en busca de una endodoncia y un poco de alivio del dolor.

En la primera visita a la consulta de Susan, Frank le cita para una endodoncia al día siguiente y le ofrece ibuprofeno para aliviar el dolor mientras tanto. Alegando que es alérgica a la medicación ofrecida, Susan solicita una receta para el adictivo analgésico Demerol. Frank le da la receta, pero sólo para cinco comprimidos. Sin embargo, Susan cambia la dosis de cinco comprimidos a cincuenta cuando recoge la medicación del farmacéutico.

Susan llega a su cita con doce horas de retraso, alegando haberse equivocado de hora. Seduce a Frank y le convence para que se emborrache y se acueste con ella. Durante la noche, Susan roba todos los narcóticos de Frank. Al día siguiente, un agente de la DEA se presenta en la consulta de Frank exigiendo ver las existencias de estupefacientes del dentista, porque un joven de 18 años ha conducido un coche por un acantilado bajo los efectos del clorhidrato de cocaína de un frasco registrado a nombre del dentista. Sabiendo que Susan le ha robado toda su reserva de drogas, Frank disuade al agente diciéndole que se la ha suministrado toda a los pacientes. El agente se marcha con la promesa de que si Frank no presenta los envases vacíos en dos días, la DEA lo pondrá bajo arresto.

Esa noche, Frank se presenta en la habitación de hotel de Susan para exigirle los envases vacíos, amenazándola con llamar a la policía si no se los proporciona. Una vez más, ella hace caso omiso de sus intenciones iniciales y le seduce, con el resultado de que mantienen relaciones sexuales y él pasa la noche con ella.

Al día siguiente, en su oficina, Frank se enfrenta al hermano de Susan, Duane Ivey, que tiene una escena violenta, diciendo: "Aléjate de mi hermana" y "No me gustan tus amenazas". Duane termina la conversación con: "No quiero volver a verte, porque si lo hago, maldita sea, te haré daño".

Esa noche, Frank vuelve a la habitación de hotel de Susan y, suponiendo que Susan es la forma que ve la cama, empieza a hablar con ella. La persona bajo la manta resulta no ser Susan, sino el hermano Duane, que se levanta de un salto y ataca a Frank, intentando estrangularlo. Frank coge unas tijeras de un escritorio cercano y apuñala a Duane en la mano, empalándole e incrustándole las tijeras. Frank huye y se detiene en un bar para calmarse. Al llegar a casa, unos minutos antes que su novia Jean, encuentra a Duane muerto en el suelo.

La policía acude al lugar para interrogar a Frank. A la angustia y ansiedad de Frank se suma el actor Lance Phelps, un actor de poca monta que investiga para un papel y al que la policía permite interrogar a Frank a niveles agresivos que le causan un gran malestar. Cuando la policía llega y se marcha, Frank le cuenta a Jean toda la experiencia.

Un tiempo después, Frank es detenido por el asesinato de Duane Ivey al encontrar en el cadáver las marcas de los dientes de Frank, que otra persona puso allí después de matar a Duane. Cuando Frank se libera, todo Chicago le busca. Por la noche acude a su oficina, donde encuentra a su hermano Harlan muerto.

En ese momento, se revela que Jean, la novia de Frank, está detrás de todos los asesinatos. Jean había estado conspirando con Harlan, con quien había tenido una aventura, para utilizar a Susan para inculpar a Frank de vender drogas y así poder tomar el control total de la empresa que ella y Frank habían fundado juntos. Sin embargo, Duane llegó con Susan, lo que no formaba parte del plan, y Jean acabó matándolo, utilizando la dentadura postiza de Frank para hacer las marcas de los mordiscos. Por desgracia para Harlan, su plan era acabar matándole también a él con la escopeta para atar todos los cabos sueltos y hacer creer que Frank le mató después de Duane.

Al darse cuenta de que nunca será libre sin empezar de nuevo, Frank arranca todos los dientes de su hermano muerto, así como todos los suyos. Frank utiliza sus habilidades dentales para colocar sus propios dientes en el cráneo de su hermano muerto, y luego prende fuego a la clínica dental con el cadáver de Harlan, repleto de dientes reemplazados, dejado dentro. Frank y Susan, ahora amantes, escapan a Francia, donde viven felices para siempre en una casita de campo.

Mientras tanto, los intentos de Jean de incriminar a Frank se desmoronan. Sin que ella lo supiera, Harlan estaba jugando con una cámara de vídeo médica mientras le disparaban y las imágenes recuperadas muestran a Jean disparando la escopeta contra el soporte de la cámara, pero no muestran que fuera Harlan quien recibió el disparo. Por lo tanto, la policía asume erróneamente que Jean disparó a Frank y la detiene.