En Los Ángeles, la editora divorciada Carol Hunnicut tiene una cita a ciegas en el restaurante de un hotel con Michael Tarlow, un abogado viudo, cuando un camarero le entrega un mensaje para que llame a un cliente. Tarlow se retira a su suite para hacer la llamada y la invita a acompañarlo. Mientras Hunnicut observa desde una habitación oscura, el cliente, el jefe del crimen Leo Watts, llega inesperadamente junto con un pistolero llamado Jack Wootton. Watts descubre que Tarlow le ha robado y Wootton dispara y mata a Tarlow.

Al enterarse de que Tarlow era abogado de Watts, Hunnicut se da cuenta de que está en peligro. Lleva a su hijo con su padre y les urge a esconderse, luego huye a una cabaña prestada en las Montañas Rocosas Canadienses, contándole a una sola persona dónde fue y lo que vio. El sargento de policía Benti rastrea a Hunnicut y le da su ubicación al fiscal adjunto Robert Caulfield. A pesar de las objeciones de su jefe, Caulfield alquila un vuelo en helicóptero hacia la cabaña y se encuentra con una Hunnicut asustada. En ese momento, el grupo es atacado por hombres de Watts, y tanto el piloto como Benti son asesinados.

Caulfield y Hunnicut escapan en su SUV hacia una estación, donde detienen un tren hacia Vancouver. Buscando un lugar donde esconderse a bordo, les dicen que todas las cabinas privadas están reservadas, pero logran engañar a una pareja mayor para que les ceda la suya. Sin embargo, Wootton y otro de los pistoleros, Nelson, ven subir al tren a Caulfield. Eventualmente, Caulfield logra reunirse con Hunnicut en la cabina sin que los dos pistoleros descubran cómo es ella. En la siguiente estación, llama a su oficina y habla con su colega fiscal adjunto, James Dahlbeck, para organizar que la policía se reúna con el tren en la próxima estación. Pero los "policías" resultan ser más hombres de Watts, confirmando así que Dahlbeck está corrupto. Tras una pelea, Caulfield logra volver a subir al tren. Nelson intenta sobornar a Caulfield para que entregue a Hunnicut, pero él se niega.

Otra pasajera, Kathryn Weller, entabla amistad con Caulfield, quien se da cuenta de que debe protegerla para evitar que la confundan con Hunnicut y la maten. Mientras la lleva apresuradamente a un lugar seguro, otro pasajero, Keller, se vuelve sospechoso y se revela como un policía ferroviario. Caulfield confía a Weller bajo la protección de Keller y le pide que use su radio policial para informar a las autoridades sobre la traición de Dahlbeck, pero es asesinado antes de hacer la llamada. Finalmente, Caulfield es visto con Hunnicut y ambos son forzados a subir al techo del tren. Caulfield lucha contra los dos pistoleros antes de que Weller aparezca, revelándose como otra asesina, pero es arrojada del tren cuando entra en un túnel. Más tarde, en un tribunal de Los Ángeles, Hunnicut testifica sobre el asesinato de Tarlow e identifica a Leo Watts.