Tori y Lokita, llegados solos de África, descubren la extraña vida que les espera en su país de exilio, Bélgica. Se conocieron cruzando el Mediterráneo y se volvieron inseparables, como hermanos del corazón. Tori, quien fue considerado un niño brujo en su país de origen, Benín, ha sido reconocido como refugiado. Pero Lokita no logra obtener los documentos que le permitirían vivir en Bélgica y comenzar la formación de asistente de limpieza que tanto desea.

Lokita está bajo presión: los traficantes que los llevaron de Italia a Bélgica exigen ser pagados, y su madre, que se quedó en África, cuenta con ella para financiar la educación de sus hermanos. Ella y Tori trafican drogas para Betim. Y cuando se le niegan sus papeles, acepta la oferta de Betim de ir a trabajar encerrada en un almacén, cuidando plantaciones de cannabis. Pero debe separarse de Tori, sin siquiera poder llamarlo por teléfono, lo que resulta insoportable para ambos.

Tori se esconde en el coche de Betim para descubrir dónde está Lokita, y luego logra encontrar una manera de entrar en el almacén. Pero durante su segunda visita, son descubiertos por Betim. Huyen, perseguidos por Betim y su cómplice Luckas. Luckas mata a Lokita de dos disparos en la cabeza, pero no ve a Tori, que está escondido en unos arbustos. La película concluye con el funeral de Lokita.