Bruno Calgagni, un hombre de unos treinta años, regresa a Francia después de haber pasado cinco años en prisión en los Estados Unidos por uso y tráfico de drogas. Durante su encarcelamiento, se entera de la muerte de su madre. A su llegada al aeropuerto, un comisario le informa de las obligaciones a las que debe someterse y le proporciona la nueva dirección de su padre, René, quien trabaja como jefe de equipo en una obra.

Reencuentro con su padre

Bruno visita a René en su nuevo apartamento. Aunque sorprendido por la visita inesperada de su hijo, René le da una cálida bienvenida y le permite instalarse en su casa. Sin embargo, la convivencia entre padre e hijo resulta ser difícil.

Búsqueda de empleo y conflictos

Bruno, que tiene formación de ebanista, consigue un trabajo como mozo de almacén en condiciones difíciles. Un incidente en un bar con dos prostitutas provoca un enfrentamiento entre Bruno y René, quien culpa a su hijo de la muerte de su madre. Bruno se muda a casa de un colega.

Nuevo trabajo y amor

Bruno consigue un empleo en una librería dirigida por Adrien Dussart, un anciano excéntrico y homosexual. Allí conoce a Catherine, una ex adicta a las drogas y colega de trabajo. Bruno se enamora de Catherine y se mudan juntos. Sin embargo, la relación con su padre se complica cuando descubre que René ha estado teniendo una relación con Madeleine, una amiga cercana de la familia, que comenzó antes de la muerte de su madre.

Recaída y reconciliación

Después de un viaje a Normandía, Catherine y Bruno recaen en las drogas. Catherine decide volver a la rehabilitación y Bruno consigue un trabajo como ebanista. Tras enterarse de que Madeleine ha dejado a René, que se ha vuelto amargado tras un accidente laboral, Bruno se reconcilia con su padre y decide llamar a Catherine.