El plan de Joon-woo y Yoo-bin tiene un gran comienzo. Yoo-bin se dirige al edificio de Joon-woo como un verdadero asesino zombi, y Joon-woo es un gran compañero para matar zombies. Pero cuando llegan al piso desierto, descubren que no está tan desierto como parece. Los zombis acechan en cada esquina, hambrientos de su próxima comida.

Su caballero de brillante armadura es un hombre de mediana edad llamado Lee Sang-chul que llega con trampas explosivas en forma de bombas de humo. Hábilmente lleva a los supervivientes a su apartamento y es más listo que los zombis. Se gana la confianza de Joon-woo y Yoo-bin al contarles que un equipo de rescate vendrá pronto en busca de ellos. Pero, por desgracia, su caballero no es lo que parece. Droga a los dos chicos y arroja a Yoo-bin dentro de una habitación cerrada como alimento para su esposa convertida en zombi. Yoo-bin se las arregla para evitar los avances del zombi hasta que Joon-woo abre la puerta. El zombi se agarra a su marido y le clava sus dientes, justo antes de que Yoo-bin les dispare.

Yoo-bin pone el arma en las manos de Joon-woo, perdiendo la esperanza de que llegue un equipo de rescate y no queriendo terminar como un no-muerto. Pero el milagroso giro de los rotores de los helicópteros impide que Joon-woo apriete el gatillo. Con una esperanza renovada, los dos se dirigen a la terraza, pero no sin un ejército de zombis pisándoles los talones. El equipo de rescate llega en el momento justo y Yoo-bin y Joon-woo son rescatados.