El monstruo que ha estado acechando y matando al grupo de amigos es el espíritu vengativo de Star (Tina Joy), la camarera que el grupo había conocido días antes y que había sido brutalmente asesinada.

Se revela que J.B. (Brian Raetz) había matado a Star tras un intento fallido de violarla. Él fue quien desencadenó la maldición que causó las muertes de sus amigos Egbert “Ep” (David Lautman), Buck (Jay J. Bidwell), Karlos (Josh Domínguez) y él mismo.

Wes (Noah LaLonde) reconoce a Star. Ella procede a estrangularlo hasta casi matarlo, pero él suplica por su vida, horrorizado al darse cuenta de que no conocía el verdadero carácter de J.B. Al reconocer la decencia de Wes por el breve tiempo que pasaron juntos, Star lo perdona y desaparece, llevándose consigo el cadáver de J.B. A la mañana siguiente, Wes se encuentra con el Sheriff Paulson (Paul Wilson) y Simon (Arthur Cartwright), quienes habían dejado al grupo antes de que comenzaran los asesinatos. Cuando le preguntan qué pasó, Paulson interrumpe diciendo: "Siempre es un oso", sabiendo que la verdad nunca sería creída. Los tres se marchan en coche.

38 años después, un nuevo grupo de amigos llega a la zona y se detienen en un bar. Su camarera resulta ser... Star. Aparentemente, Star se ha convertido en un ser inmortal maldito, destinado a impartir justicia cada vez que ella (u otros) son brutalmente atacados por extraños.