En marzo de 1983, en Los Álamos, Nuevo México, un hombre desfigurado es llevado al hospital. Un detective de la policía sin nombre intenta interrogarle sobre un reciente asesinato. Mientras el detective responde a una llamada fuera de la habitación, el hombre desfigurado salta por la ventana, dejando una nota que dice: "Lo siento Abby".

Dos semanas antes, Owen, un niño de 12 años infeliz y solitario, abandonado por sus padres divorciados, ve a una niña descalza llamada Abby y a un hombre mayor que se muda a la casa de al lado. En la escuela, un matón adolescente llamado Kenny y dos de sus amigos acosan constantemente a Owen, que miente a su madre al respecto pero le cuenta a Abby la verdad. Abby le anima a tomar represalias y se compromete a protegerle.

Owen y Abby se hacen muy amigos y empiezan a comunicarse por código Morse a través de las paredes de sus apartamentos. Thomas, el compañero de Abby, secuestra a un adolescente local y drena su sangre en una jarra, sólo para derramar accidentalmente todo su contenido. Hambrienta, Abby ataca a un vecino y bebe su sangre, matándolo y obligando a Thomas a deshacerse del cuerpo.

Una noche más tarde, Thomas se esconde en la parte trasera de otro coche, pero es descubierto. En el forcejeo posterior, el coche cae en una zanja y vuelca. Atrapado, Thomas se echa ácido sulfúrico concentrado en la cara, lo que hace que sus rasgos sean irreconocibles y devuelve la historia a la primera escena. Abby se entera de lo ocurrido y visita a Thomas en el hospital, quien le deja beber su sangre antes de caer muerto. Esa noche, Owen es despertado por Abby, que insiste en que la invite a entrar. Ella pasa la noche en su cama y acepta ser su novia. Al día siguiente, la clase de Owen va a patinar sobre hielo en un río. Acorralado por los matones, Owen golpea a Kenny con un palo de metal, partiéndole la oreja izquierda. En ese mismo momento, los alumnos ven el cuerpo del vecino encajado en el hielo.

Más tarde, Owen intenta hacer un pacto de sangre con Abby. Al ver la sangre, Abby revela su forma de vampiro y huye, alimentándose de otro vecino. La noche siguiente, Abby admite a Owen que es un vampiro y que Thomas no era su padre. Owen descubre una foto antigua de ella con Thomas cuando era joven. Asustado, Owen quiere marcharse, pero es detenido por Abby, que no responde a sus exigencias de dejarle salir. Owen finalmente se va después de preguntarle a Abby qué le hará.

Owen se escapa para pasar la noche en casa de Abby. Por la mañana, el detective entra por la fuerza en el apartamento de Abby y la encuentra dormida, pero Owen la distrae. Abby se despierta y ataca al detective, matándolo. Abby le dice a Owen que tendrá que abandonar la ciudad. Comparten un beso y él observa con lágrimas en los ojos cómo ella entra en un taxi y se va.

Durante la clase de natación, Kenny, Jimmy y sus amigos tienden una emboscada a Owen y comienzan a ahogarlo, sólo para ser desmembrados por Abby.

Al día siguiente, Owen abandona la ciudad en un tren, viajando con un gran baúl. Desde el interior, se escucha un mensaje en código Morse. Owen sonríe y teclea una respuesta.