Steve Everett, un periodista de Oakland que se está recuperando del alcoholismo, es asignado para cubrir la ejecución del asesino convicto Frank Beechum tras la muerte de la colega de Everett, Michelle Ziegler, que había sido asignada originalmente a la historia.

Everett investiga los antecedentes del caso y llega a sospechar que Beechum ha sido condenado erróneamente por el asesinato de Amy Wilson. Consigue el permiso del jefe de su redacción para investigar, y le dicen que el redactor jefe llamará al Gobernador, y que eso servirá, si Everett consigue pruebas fehacientes. Así, tiene poco más de 12 horas para confirmar su corazonada y salvar a Beechum.

Everett entrevista a un testigo de la acusación, Dale Porterhouse, que vio a Beechum en la tienda con una pistola. Everett cuestiona el relato de Porterhouse, diciendo que, debido a la disposición de la tienda, no pudo haber visto un arma en la mano de Beechum.

Everett se enfrenta a la fiscal Cecelia Nussbaum, quien revela que, un joven, Warren, fue entrevistado y afirmó que se había detenido en la tienda para comprar un refresco y no vio nada. Everett decide que Warren, que nunca fue llamado como testigo, es probablemente el verdadero asesino. Irrumpe en la casa de la reportera fallecida, sospechando que ella había estado en algo y encuentra su archivo sobre Warren. Mientras tanto, el alcaide Luther Plunkett también empieza a tener dudas sobre la culpabilidad de Beechum.

Everett se pelea con sus jefes y es despedido en el acto, pero señala que su contrato le da derecho a un preaviso adecuado. Le preguntan cuánto tiempo de preaviso necesita y, mirando su reloj, dice que 6 horas y 7 minutos. Localiza a Angela Russel, la abuela de Warren. Ella le dice que su nieto no pudo ser el asesino y le reprocha la falta de interés de la prensa cuando el propio Warren fue asesinado en un atraco dos años después del asesinato de Amy.

El capellán de la prisión tergiversa un intercambio con Beechum como una confesión del crimen. Everett se entera de esto por la radio y se desanima; además, su esposa Barbara se ha enterado de su aventura con la mujer de su editor y le ha echado de casa. Está a punto de volver a beber cuando ve en la televisión una fotografía de Amy con un medallón, un medallón que se da cuenta de que ha visto antes, que lo lleva Angela Russel.

Everett vuelve a la casa de Angela. Cuando le habla del medallón, ella se da cuenta de la verdad: su nieto fue el asesino. Ahora Everett tiene que llevar a Angela a la casa del Gobernador para persuadirle de que ordene la suspensión de la ejecución. Cuando se acercan a la mansión del Gobernador, la primera de las tres drogas utilizadas en la ejecución ya ha sido inyectada en el torrente sanguíneo de Frank y éste ha perdido el conocimiento. El Gobernador llama y los médicos intentan reanimarlo, mientras su esposa Bonnie golpea la ventana pidiendo que se despierte.

Seis meses más tarde, una semana antes de Navidad, Everett sale a comprar un hipopótamo de peluche para su hija, y el propietario de la tienda menciona que es famoso y que incluso podría ganar un Pulitzer. Ve a Frank y a su familia haciendo sus compras navideñas. Steve y Frank se saludan, pero la hija de Frank le grita que "venga", cosa que Frank hace.