Final de El Abuelo

(1998)
Final de El Abuelo
"¿Amor u honor? ¿Cómo se puede elegir?"

Título original: El abuelo

16/10/1998 (ES)Drama161 min
Para todos los públicos
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Sinopsis

Asturias, principios del siglo XX. Don Rodrigo de Arista Potestad, Conde de Albrit, Señor de Jerusa y de Polán, creía saber qué era el honor. Hasta que regresó de América viejo, casi ciego y arruinado. A su llegada descubre un amargo secreto: una de sus dos nietas -Nelly y Dolly- es ilegítima, no lleva la sangre noble de su familia.

José Luis Garci

Director

José Luis Garci

Escritor

Manuel Balboa

Compositor

Raúl Pérez Cubero

Fotógrafo

José Luis Garci

Productor

Reparto principal

Fernando Fernán Gómez

Fernando Fernán Gómez

Rafael Alonso

Rafael Alonso

Cayetana Guillén Cuervo

Cayetana Guillén Cuervo

Agustín González

Agustín González

Cristina Cruz

Cristina Cruz

Alicia Rozas

Alicia Rozas

Como acaba El Abuelo

Don Rodrigo, conde de Albrit, un viejo aristócrata español, regresa a la España de principios del siglo XX tras perder su fortuna en América. La muerte de su único hijo le hace volver a su finca familiar, ahora en posesión de su nuera Lucrecia. A su regreso, Don Rodrigo se complace en conocer a sus nietas, Dolly y Nelly, ambas adorables y atentas con él. Sin embargo, hay algo que preocupa a Don Rodrigo.

Su hijo murió desconsolado al descubrir que su mujer tenía una aventura con un pintor parisino y dejó una carta en la que se afirma que una de las niñas es una hija ilegítima, que no es de su sangre y que, por tanto, no tiene derecho a ser su verdadera heredera ni a la sucesión de su nombre y de su hacienda. Para el Conde de Albrit, es una cuestión de honor saber cuál de las niñas es su verdadera nieta. Para descubrir la verdad, se enfrenta a la viuda de su hijo, Lucrecia.

Lucrecia, que ahora tiene 32 años, es una belleza nacida en Inglaterra con una reputación escandalosa, que se casó con el hijo del conde cuando tenía 18 años y le fue infiel a su marido durante su matrimonio, teniendo una aventura con un pintor parisino. Al enfrentarse a ella, el conde de Albrit, que se opuso al matrimonio, le dice que mató a su hijo, que murió de tristeza, soledad y vergüenza provocadas por su infidelidad. Lucrecia responde que la vida es complicada, como lo son las emociones entre hombres y mujeres. En cualquier caso, se niega con vehemencia a discutir el asunto de la paternidad de su hija.

Lucrecia está bien relacionada. Su última relación con Jaime, un ministro del gobierno, ha beneficiado al pueblo en el que se encuentran sus tierras. Cuando ve amenazadas sus relaciones familiares y un futuro traslado de provincias a Madrid, intenta utilizar su posición ante las autoridades del pueblo y el clero local para frustrar al viejo en su búsqueda. Su plan consiste en confinar al Conde de Albrit en un monasterio cercano, pero el todavía formidable Don Rodrigo se da cuenta rápidamente de sus intenciones y consigue escapar de su trampa. Recuerda a algunos de los engreídos aldeanos su accidentado pasado, cuando el Conde de Albrit era un poder a tener en cuenta.

Durante su búsqueda del verdadero origen de sus nietas, el Conde de Albrit entabla amistad con el maestro de la niña, el pobre Pío Coronado. Demasiado bondadoso para su propio bien y cargado con seis hijas invisibles pero abusivas y golferas, Coronado querría suicidarse, pero le falta valor. El conde le dice al tutor que estará encantado de arrojarlo al mar desde un acantilado, cuando Coronado esté preparado.

Mientras tanto, Senén, un sirviente mercenario, ofrece una carta de amor incriminatoria en venta. La carta da a entender que Dolly, la mayor de las dos niñas, que todo el tiempo ha defendido a ultranza el bienestar de su abuelo, es la hija legítima. Con este dato, Don Rodrigo se enfrenta de nuevo a su nuera. Le pide que le permita vivir con Dolly en la finca familiar, pero Lucrecia se niega a separarse de ninguna de sus hijas sin admitir la verdad sobre la paternidad de Dolly. Poco después, el confesor de Lucrecia revela a Don Rodrigo que se ha equivocado. Nelly es su nieta biológica. Reconciliándose finalmente con el Conde de Albrit, Lucrecia parte hacia Madrid con Nelly. Dolly se queda con don Rodrigo, que ve cumplidos sus deseos. Pío Coronado entierra sus intenciones suicidas.