Mientras Abel Morales toma medidas para expandir su negocio de transporte de petróleo a granel, sus conductores siguen siendo robados.

Como consecuencia, ha reducido sus ahorros de toda la vida como depósito en una granja de tanques de petróleo vecina para expandir su negocio, con 30 días para obtener un préstamo de su banco. Pero el préstamo fracasa después de que se le acusa de fraude fiscal y sospechan que les ha dado a sus conductores pistolas ilegales después de que una es usada durante un secuestro.

Tiene solo unos pocos días para asegurar los 1,4 millones de dólares necesarios para asegurar la segunda propiedad y no perder el dinero que usó como depósito; lo hace a través de un préstamo de otro vendedor de petróleo y exigiendo que le devuelvan el dinero de su petróleo robado.

La cantidad restante de dinero podría provenir de un colega vinculado con gángsters, pero significa que estará en deuda con ellos, una vida que ha evitado; en cambio, termina viniendo de su esposa, Anna, que había estado robando dinero de la empresa durante años para así ahorrar para una emergencia (de ahí por qué fueron acusados por fraude y evasión fiscal).