El espía inglés relata las actividades del empresario británico Greville Wynne para ayudar al MI6 en la penetración del programa nuclear soviético durante la Guerra Fría. Wynne envió información de su fuente soviética, Oleg Penkovsky (cuyo nombre en clave era Ironbark), que proporcionó información crucial sobre la capacidad nuclear soviética y la crisis de los misiles en Cuba.

Los espías del MI6 y de la CIA se ponen en contacto con Wynne y le piden que vaya a Rusia haciéndose pasar por un ambicioso hombre de negocios que intenta hacer negocios allí. Bajo este pretexto, mantiene contactos regulares con Oleg Penkovsky, una fuente de alto nivel, para obtener información sobre los planes nucleares y los misiles soviéticos. Wynne y Penkovsky son finalmente atrapados y Penkovsky admite haber "traicionado a su país" mientras insiste en que Wynne era un mensajero involuntario que no sabía nada de la información transmitida, lo que apoya la afirmación de inocencia de Wynne. Wynne se asegura de que Penkovsky sepa finalmente que su sacrificio ha merecido la pena al decirle que los misiles fueron retirados de Cuba.

Más tarde, Penkovsky es ejecutado y enterrado en una tumba sin nombre. Wynne es finalmente liberado en un intercambio de prisioneros por el espía ruso Konon Molody.