El profesor Petrie (Herbert Lom), un compositor brillante pero fracasado, vende su obra magna por una miseria al poderoso mecenas Lord D'Arcy (Michael Gough). Consolándose a sí mismo de que al menos el trabajo de su vida se producirá ahora, Petrie pronto descubre que D'Arcy tiene la intención de producir la ópera como si fuera suya, sin mencionar a Petrie.

Enfurecido, el profesor irrumpe en la tienda donde se imprimirá la ópera, con la intención de romper los platos y quemar los manuscritos. Iniciando un incendio accidentalmente, lo rocía con lo que cree que es agua, pero en realidad está echando ácido que salpica en su cara. Chillando en agonía, la desfigurado Petrie salta al Támesis y se cree que se ahoga, porque nunca se le vuelva a ver.

Cinco años después, D'Arcy está produciendo la obra maestra robada a Petrie. Christine Charles, una ingenua jóven es secretamente entrenada por el misterioso Phantom (Lom) para cantar el papel principal. Llega la noche de estreno y la ópera es un gran éxito y Christine es una estrella. Petrie, quien antes reveló que está muriendo, está convencido de que el trabajo de su vida ahora será famoso (a través de una trama secundaria, el nombre de Petrie se restaura a la ópera, asegurando el éxito que siempre deseó).

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Pero ante la llamada de Christine ante su público adorador, el enloquecido asistente de Petrie hace que la cuerda que sostiene un enorme candelabro se deshilache por encima de la desprevenida niña. Al ver esto, Petrie se quita la máscara y salta al escenario, empujando a Christine fuera del camino justo cuando es aplastado bajo la lámpara que cae.